Los ‘estates’ artísticos
Uno de los temas capitales del mercado del arte es cómo mantener viva la obra de los artistas cuando estos mueren. Al margen de los temas sucesorios, se plantea el difícil reto sobre cómo gestionar el legado, lo que conocemos como el estate del artista, que incluye desde su obra, los archivos y el patrimonio, hasta los derechos que esta obra genera.
Ainicios de mes se celebró en Londres el simposio Art Business Conference, donde muchos convinimos que uno de los temas en que había que profundizar era precisamente la gestión profesionali- zada de los estates para evitar que aquellos artistas que han conseguido cierto renombre caigan en el olvido cuando no haya una galería detrás o los herederos no puedan o no sepan cómo gestionarlo.
La alemana Loretta Würtenberger acaba de publicar The artist’s estates, un manual para artistas, herederos y albaceas donde marca pautas y aconseja cómo gestionar estos estates. Cada uno tiene sus particularidades y los costes no son pequeños, pero ¿la obra de cuántos artistas locales o internacionales se ha perdido o sus cotizaciones en el mercado se han desvanecido por una gestión pasiva o deficiente de su legado? Ella plantea trabajarlo en tres frentes: el académico, promoviendo el estudio de la obra, haciendo investigación, catalogando y certificando. El museístico, promoviendo exposiciones y dejando obra para su difusión. Yel del mercado, manteniéndose activo en las transacciones a fin de que la obra se revalorice, tratando con galerías y salas de subasta.
Puede ser este un proceso duro y doloroso para los herederos, dada la complejidad de la gestión y la presión de un mercado cada vez más competitivo y globalizado. Pero se trata de un reto primordial si entendemos que la gestión de un artista no acaba cuando este muere, sino que entra en una etapa diferente, donde hacen falta profesionales para seguir gestionándolo.