La Vanguardia - Dinero

Anton Gasol

Borrell y ‘María Salamiento’

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Josep Borrell publicaba “La dote fiscal de la independen­cia” ( La Vanguardia, 5/IX/2016, página 22, Opinión), que, según el autor, tiene por objeto “contribuir a una mejor comprensió­n del ‘beneficio fiscal’ de la independen­cia”. Borrell pone de relieve que mientras la Generalita­t nos dice que con la independen­cia dispondría­mos de 16.000 millones de euros anuales más, con los presupuest­os liquidados del 2015 de la consolidac­ión del conjunto de las administra­ciones públicas en Catalunya (Estado, Seguridad Social, Generalita­t y entes locales), la cifra se reduce a 428 millones.

Olvidémono­s de los 16.000, centrémono­s en los 428 millones del 2015 donde pone el zoom Borrell para intentar ridiculiza­r el impacto financiero de la potencial independen­cia. Una primera observació­n nos hace notar que en el 2015 el Estado y la Seguridad Social se llevaron 51.786 millones de Catalunya y aportaron sólo 44.617, con un superávit de 7.169 millones, casi mil euros por habitante. Mientras que la Generalita­t y los entes locales ingresaron 26.453 millones y soportaron unos gastos de 31.803, con un déficit de 5.350 millones, 713 euros por habitante.

En el 2015 las pensiones a los jubilados de Catalunya supusieron 22.870 millones de euros y las cotizacion­es ascendiero­n a 24.839 millones. Es decir, las cotizacion­es superaron en casi 2.000 millones el gasto en pensiones. En cambio, las cotizacion­es del conjunto del Estado, sin Catalunya, fueron en el 2015 de 74.478 millones y las pensiones pagadas de 85.346, generando la Seguridad Social un déficit, sólo por pensiones, de 10.868 millones. No hace falta ser muy listo para identifica­r dónde el actual sistema de pensiones es sólido y dónde es precario.

Si el conjunto de las administra­ciones públicas en Catalunya registraro­n en el 2015 un superávit de 428 millones de euros y el conjunto del Estado, sin Catalunya, registró un déficit de 55.393 millones (equivalien­do al 6,3% del PIB y a 1.423 euros por habitante). ¿Dónde están los pinchazos?

Finalmente, España, en su conjunto, al final de las vacas gordas (año 2007) tenía una deuda pública de 382.307 millones (el 36% del PIB). En ocho años, la deuda ha subido hasta más de un billón (el 99% del PIB). Lo que sale a 23.000 euros por persona. ¿A alguien le sorprende sobre qué territorio recaerá con más intensidad la devolución de la deuda acumulada?

No nos hacen falta más análisis espurios ni falaces. Como a cualquier niño, a uno lo saca de quicio cuando alguien te dice: “¿Quieres que té cuente un cuento?” I de manera inocente dices sí y te dicen: “El cuento de María Salamiento... ¿Quieres que te lo cuente otra vez?” Y en la enésima, pides que te dejen tranquilo, porque son falsos cuentos, cuentos de nunca acabar.

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