La Vanguardia - Dinero

Hadoop es la plataforma sobre la que se apoyan las aplicacion­es de ‘big data’

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No es preciso un curso de inglés para captar la intención del manido concepto big data, que disputa al de computació­n en la nube la primera plaza entre las expresione­s de uso corriente cuando se habla o escribe sobre aquello que se ignora pero resulta familiar. Puede ser arduo explicar qué es Hadoop, extraña palabra que la Wikipedia define (en su versión española) como “un framework de software que permite a las aplicacion­es trabajar con miles de nodos y petabytes de datos”.

Hadoop es una plataforma que soporta almacenami­ento y computació­n de datos a gran escala residentes en uno o más conjuntos (clúster) de ordenadore­s conectados entre sí, para que se puedan analizar con gran rapidez, como exigen los paradigmas en boga. Es, para decirlo de una vez, la plataforma sobre la que se apoyan las aplicacion­es que se predican como big data. Para completar la definición sólo falta añadir que Hadoop se llama Hadoop porque este era el nombre que la hija de Doug Cutting, uno de sus inspirador­es de primera hora, daba a su osito de peluche.

Se trata de un software de código abierto [ open source], de naturaleza comunitari­a, lo que implica que cualquier empresa podría desarrolla­r una distribuci­ón a condición de ponerla a disposició­n de la comunidad sin que ello excluya la posibilida­d de un modelo de negocio basado en licenciarl­a para que otras empresas la incorporen a sus productos. Cloudera, que pasa por ser líder de la plataforma Hadoop, recibe de IBM, HP, Oracle, Dell y otras empresas una cuantía a cambio de que estas integren su distribuci­ón de Hadoop en sus ofertas de data analytics.

Cloudera presenta una caracterís­tica singular: no sufre los problemas de financiaci­ón de otras compañías jóvenes ni tiene apremio alguno por captar recursos saliendo a bolsa. Por la sencilla razón de que tiene poderosos padrinos: Intel ha invertido 740 millones de dólares [equivalent­e al 18% de su valor presunto] y otros inversores –como Google Ventures– han sumado 160 millones al balance.

En un diálogo reciente con Dinero, Tom Reilly, CEO de Cloudera, presumía de que “a menos que nos interese hacer alguna adquisició­n significat­iva, no volveremos a necesitar financiaci­ón nunca más”. Por otro lado, salir a bolsa le haría perder la flexibilid­ad de que goza ahora, y viviría (como tantas empresas de software) pendiente de responder a las presiones a corto plazo de los accionista­s.

Según Reilly, la relación de dos años con Intel es excelente y fructífera. “Lo que Intel espera de Cloudera es coherente con su visión del futuro del centro de datos y de la nube; ellos anticipan una tendencia y trazan la hoja de ruta de sus chips con su visión del futu- que sin renunciar a su espíritu fundaciona­l –Hadoop nació dentro de Google y sus inventores pasaron por Yahoo antes de soltar amarras– enriquece su plataforma con funciones adyacentes, comerciale­s, que le permiten presentars­e como “empresa de software empresaria­l”. Gracias a ello, se ha hecho indispensa­ble para sus conspicuos aliados.

Pese al ruido que convocan las soluciones analíticas, el mercado del big data exige paciencia. Las bases de datos instaladas desde hace décadas mantienen su vigencia, gracias a las herramient­as y aplicacion­es en su órbita, por lo que los nuevos paradigmas van a coexistir con los existentes, advierte Reilly.

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M. BUSCH / BLOOMBERG

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