JOYAS HARDY VUELVE A HERM MÉS
YHermés vuelve a colaborar con Pierre Hardy, suu diseñador estrella de zapattos y accesorios, en una colección de joyas, la cuarta desde queq en el año 2001 se presentaara su primera colección para laa firma.
En esta ocasiónn, la colección se llama Continu uum y el tema central es una exxploración sobre nuestra peercepción del tiempo, sobre cóómo una misma secuencia o meddida de tiempo pueden ser muy distintas entre sí convirtiendo cadac momento en algo diferentee.
Como siempre en lasl piezasi creadas por Hardy, no se parte de los materiales preciosos para hacer la joya, sino de su forma, del diseño, que es para él de importancia primordial y el centro de todo su trabajo. Así se mezclan en sus colecciones las últimas tendencias en moda con la calidad de ejecución de la tradición joyera.
La colección Continuum consta de tres series diferentes. La primera, Ombres et lumière, está compuesta por piezas de oro rosa con perlas de diferentes tonalidades, desde las más blancas puras a las grises, de diversa intensidad, tahitianas. Combinándolas en ristras o en línea, se consigue ese efecto de luz y sombra al que se refiere el nombre de la serie, ese tiempo fluido que hace alusión a la eternidad. Encontrar estta gradación de colores y tamaaños de las perlas (entre 3 y 15,5 mmm de diámetro) ha sido tarea aardua para la casa, que las ha enncontrado en Tahití, en el maar de Akoya y en los mares dell Sur.
Otras piezas se agrupaan bajo el nombre Feux de ciel, dedica-d da a la belleza del tiempoo presente, y que consiste en ssuperpuestas tiras en disminucción de pequeñas piedras conn los tonos del alba: verdes y rrosas de las turmalinas, iolitas violeta, granates rojos y topaccios anaranjados, que han siddo laboriosamente tallados para adaptarse a los diseños y que subrayan las partes del cuerpo (cuello, dedos o muñeca)) para las que han sido creadas.. El collar,ll por ejemplo,jl lllleva nada menos que 1.460 piedras.
Y, por ultimo, la serie Atelage celeste inspirada en la forma muy gráfica del reloj de sol, cuyas piedras de tonos cálidos –diamantes, ópalos rosas y zafiros naranjas–, están montadas en una estructura de oro muy rotunda y redondeada, con un volumen escultórico en la ejecución y con los ópalos rosas de muy gran tamaño tomando el absoluto protagonismo.
Si la primera serie tiene un aire oscuro, entre el romanticismo del siglo XIX y el toque punk, la segunda recuerda el colorido de los discotequeros años ochenta, y la última, sin embargo, tiene un recuerdo a las joyerías antiguas como la azteca o la egipcia, también relacionadas con el culto al sol.