Un mundo incierto, un incierto futuro
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos ha acabado de desajustar el precario equilibrio en que se sustentaba la economía mundial
La pregunta del millón: el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos ¿ha modificado las perspectivas de nuestro crecimiento? ¿Deberíamos preocuparnos por su victoria y nuestro futuro? Vaya por delante que la incertidumbre está siempre presente, aunque hay grados y grados. Y la elección americana ha alterado una situación que era ya muy compleja e incierta. Una situación que, hasta noviembre, se definía por un precario equilibrio entre expectativas de bajo crecimiento en el largo plazo, suave mejora cíclica y creciente nacionalismo económico. Conviene, pues, antes de evaluar el impacto de Trump, situar dónde nos encontrábamos a finales de octubre.
Primero, existía un horizonte de bajos avances en productividad y del producto interior bruto, caídas de tipos y temores deflacionarios, que se explicaban por el estancamiento secular de Summers, los efectos del exceso de ahorro en tipos de interés de Bernanke, el bajo incremento de la productividad de Gordon, los negativos impactos de la desigualdad de Rajan o el efecto del envejecimiento.
Segundo, con un ciclo moderadamente alcista, aunque con riesgos crecientes. En el Economic Outlook de octubre, el Fondo Monetario Internacional postulaba, para el 2017 y el 2018, avances del producto interior bruto de la eurozona del 1,5% y 1,6%, unas cifras parecidas a las de la Comisión Europea en su European Economy de noviembre. Pero también se definían riesgos. En especial, problemas de la banca italiana (y de parte de la europea), alzas de tipos en Estados Unidos, una China sobreendeudada o modificaciones en los precios del petróleo. Pero, con el pragmatismo que ha mostrado el Banco Central Europeo, esos impactos parecía abordables: si las cosas empeoraban, mantendría las compras de deuda y, si mejoraban, las reduciría.
La suma de tendencias recesivas y problemas cíclicos se ha reflejado en una actuación de la banca central un tanto contradictoria. Y, en especial, en la ausencia de un diagnóstico preciso
El panorama mundial es desalentador: bajo crecimiento, suave mejora cíclica y creciente nacionalismo La actual política monetaria está cerca de sus límites y el FMI pide un mayor activismo fiscal Europa se enfrenta a los crecientes movimientos antieuro, anti-Unión Europea y al Brexit