Mendieta: “Muchas grandes empresas sólo consumen recursos y las personas son eso, un recurso más”
En tiempos de cambios radicales, muchos nos preguntamos si la experiencia sigue siendo todavía un valor positivo en el mercado laboral. Ajuzgarporlasdemandasdelas empresas, parece que la respuesta debe ser cada vez más un no, ya que según cuentan diversos head hunter, se vuelven a pedir directivos de 35 a 45 años , como sucedía antes de la crisis. Se puede argumentar que, en estos momentos, hay un proceso en marcha que levanta una barrera generacional: la digitalización, algo que no existía hace 10 años. De ello hay conciencia por parte de los mayores. Esta semana, sin ir más lejos, Randstad hacía público un estudio en el que más del 65% de profesionales encuestados mayores de 45 años consideraba fundamental mejorar urgentemente su formación en nuevas tecnologías. Pero no deja de ser curioso que, sea por la razón que fuere, los 45 años sigan constituyendo una barrera. ¿Lo que el profesional ha aprendido y digerido en años, no cuenta para nada?
“En la empresa siempre se hace análisis del potencial y talento de la gente, pero existe un espíritu de edad. A partir de los 40-45 años se considera que no hay que poner el foco en estas personas para que sigan creciendo profesionalmente”, apunta Beatriz Ardid, manager de la consultora Peoplematters. Carles Mendieta, socio director de Singular Net Consulting, abunda en ello al decir que “trabajando en el desarrollo de directivos de grandes empresas percibes que estás con gente menor de 40 años, que es la prevista para ascender. Si se ficha a alguien mayor, no viene de la promoción interna, viene de fuera...”. Discriminación Parece, pues, quehayunaciertadiscriminación por edad y todo ello se complica un poco más al comprobar los datos que aporta Beatriz Ardid respecto a la carrera de los directivos. “El punto medio de edad de vida profesional para los profesionales que han estudiado una carrera universitaria está en los 46 años: desde los 25 hasta los 67. Con la reforma laboral y las mayores trabas a la prejubilación la legislación fuerza a las empresas a que no prescindan del talento de personas mayores”. Y añade que mantener el empleo a mayores forma parte de la verdadera responsabilidad social.