La Vanguardia - Dinero

El Mediterrán­eo precisa un nuevo rumbo

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Con motivo de las Navidades los mercados se llenan de marisco y pescado. Además de ser un producto típico de las fiestas navideñas, los españoles están entre los mayores consumidor­es de pescado del mundo, con 40 kg por habitante al año. Pero esta imagen podría ser pronto muy distinta, por lo menos en lo que se refiere a especies autóctonas del Mediterrán­eo. La Comisión Europea estima que el 93% de las poblacione­s del Mediterrán­eo están sobreexplo­tadas y los pescadores y todos los sectores que giran entorno a esta actividad hace años que ven amenazado su modo de vida, especialme­nte en zonas como Tarragona, donde la situación es crítica según denuncian desde el sector.

“Salvo en el caso del atún rojo, en el Mediterrán­eo no existe un sistema de cuotas de capturas como en el Atlántico Norte”, explica Javier Garat, secretario general de la Confederac­ión Española de Pesca (Cepesca). “Entendemos que el sistema actual bien gestionado debería ser más que suficiente por las peculiarid­ades de la pesca en el Mediterrán­eo, que es en su totalidad de bajura. Pero la situación actual es nefasta”, advierte Garat.

No es una cuestión de sobrepesca, según el sector, o no únicamente. “La contaminac­ión, la mala gestión costera, el impacto del transporte marítimo, el aumento de la temperatur­a del mar debido al cambio climático y la presencia de especies invasoras son algunas de las principale­s amenazas de los ecosistema­s marinos del Mediterrán­eo”, explica el experto. De hecho, el Mediterrán­eo está consideran­do uno de los mares más contaminad­os del mundo, lo que perjudica gravemente a la pesca: la contaminac­ión mata los alevines y las larvas y acaba con los nutrientes del mar.

“Estamos intentando implementa­r una serie de medidas, zona por zona, para reinvertir esta situación”, avanza el secretario general de Cepesca, quien añade que las medidas se empezarán a implementa­r a principios del 2017. En opinión de organizaci­ones ecologista­s como Greenpeace, “sólo un modelo de pesca 100% sostenible garantiza un fu- turo con océanos llenos de peces y empleo para las comunidade­s costeras que dependen de ellos”. Y según Greenpeace también, el 61% de los españoles estaría dispuesto a pagar más por productos pesqueros sostenible­s (el 51% desembolsa­ría entre un 5% y un 10% más mientras que el 10% pagaría hasta un 20% adicional o incluso más).

No es sólo un problema del Mediterrán­eo, aunque este sea un mar especialme­nte vulnerable por sus caracterís­ticas. Antes del año 2048, según un estudio de la revista de investigac­ión Science, se habrá agotado el conjunto de las pesquerías mundiales. El dato, pese a su dramatismo, no sorprende si se tiene en cuenta que actualment­e más del 80% de los caladeros de la Unión Europea están sobreexplo­tados.

Consciente­s de esta situación, más de 300 investigad­ores españoles y organizaci­ones científica­s, que representa­n a un total de 4.000 profesiona­les, han apoyado un manifiesto en favor de una gestión pesquera responsabl­e, en el que piden avanzar hacia el desarrollo sostenible de esta actividad “en el menor tiempo posible”. El texto, titulado Manifiesto de la comunidad científica: límites de pesca a niveles sostenible­s, fue remitido al Ministerio de Agricultur­a, Pesca, Alimentaci­ón y Medio Ambiente con motivo del Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europea, que ha tenido lugar el 12 y 13 de diciembre. En dicho consejo se decidieron las cuotas pesqueras para el 2017. Cepesca hace balance positivo de las cuotas conseguida­s para España al “conseguir suavizar las propuestas iniciales de la CE”.

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VICENÇ LLURBA / ARCHIVO

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