Sastrería virtual “a medida”
Blackpier prevé franquiciar dos centros en Barcelona y Madrid a lo largo del próximo ejercicio Trajes, camisas y complementos de moda de caballero a medida, a precios asequibles, y diseñados sin salir de casa por el propio cliente, a través de un sencillo programa informático.
Bajo este concepto nacía a mediados de 2012 la firma de sastrería virtual Blackpier, creada por un grupo de 4 jóvenes emprendedores ilerdenses que, hace un año, daba el salto al panorama físico con la creación de su primer establecimiento en el centro de Lleida. “Nacimos como la alternativa online asequible y de calidad, para poder lucir trajes a medida por menos de 200 euros, y después de 4 años en el mercado nuestra tienda online, desde la que servimos a más de 40 de países, ya está consolidada. Era el momento de contar con un punto de venta físico para dar un servicio aún más a medida y convencer de la calidad de nuestro producto a los que todavía temen las compras por Internet”, cuenta Joel Joli, cofundador de Blackpier, quien afirma que con dicha apuesta pretenden fusionar las oportunidades que brinda contar con una tienda física con las del ecommerce. “Pretendemos llevar la experiencia digital al panorama físico, con el fin de que sea el propio cliente el que se diseñe su propio traje, a través de nuestras pantallas táctiles, pero pudiendo ver de cerca las más de 1.000 referencias de telas que tenemos. Además, cuando el cliente pasa por nuestra tienda física, sus medidas se registran en nuestra base de datos, y si más adelante quiere comprar otra prenda, podrá hacerlo online”, prosigue el emprendedor.
Tras los buenos resultados de la tienda física, prevé franquiciar dos centros en Barcelona y Madrid en 2017. “Empezaremos con una franquicia en Barcelona que ya tenemos casi cerrada, para poder controlar de cerca todo el proceso y ofrecer la máxima calidad de producto y servicio, y luego daremos el salto al resto del estado”. BlackPier emplea a 4 personas y superará los 200.000 euros de facturación este año. La firma, puesta en marcha con una inversión de 50.000 euros aportados por los emprendedores y un crédito Enisa, produce la mayoría de piezas en Shanghai