Comprar en Val d'Aran por prestigio
Tener casa cerca de las pistas de esquí de Baqueira Beret para pasar la Navidad es aún un símbolo de estatus
La mayoría de las viviendas de Val d'Aran están vacías un promedio de 335 días al año. Sin embargo, la semana del 24 de diciembre al 1 de enero se llenan de aficionados a la nieve con un nivel adquisitivo alto convencidos de que “es el lugar donde tienen que estar”, preferiblemente en una casa propia con el máximo confort.
El nuevo perfil de comprador exige mucha calidad pero ya no está dispuesto a pagar lo que sea. Como argumenta Kim Perea, propietario y director de la inmobiliaria Toti Aran, “Baqueira siempre será un destino donde mucha gente quiere tener una vivienda de ocio y como inversión, aunque ya no vemos compradores compulsivos como entre 2002 y en 2006. Ahora todo el mundo analiza mucho más los productos y como se trata sobre todo de terceras residencias, las de más de un millón de euros no salen con facilidad. En general, lo más buscado está entre los 250.000 y los 400.000 euros”.
Si bien los precios de compraventa bajaron durante la crisis y ahora se sitúan en 2.805 euros/m2 en Baqueira Beret y 2.072 euros/ m2 en el resto del valle, según datos de Urban Data Analytics, “en Val de Ruda, la urbanización más exclusiva, en la cota 1.500 de Baqueira, pueden subir hasta 10.000 euros/m2”, constata Perea.
La obra nueva se ha agotado
En la parte oriental de Val d'Aran el suelo urbano es muy escaso y las promociones residenciales nuevas son contadas. De hecho, como explica Perea, “en Val de Ruda los últimos 3 años se ha cubierto una demanda latente con unas 120 viviendas a precios ajustados –entre los 300.000 y el millón de euros– y ya está casi todo vendido, sólo quedan un par de casas. Por eso ahora las de segunda mano comenzarán a subir un poco, entre el 5 y el 10%”.
En este sentido, Eric Hart, socio y director de la inmobiliaria Arancasa y de la empresa de reformas Luxaran coincide en que “hay muy poco desarrollo nuevo y todo son casas de alto standing para un público menos sensible al precio pero que debe ir un poco más lejos de las pistas, a Salardú, Unha, Tre- dòs o incluso Arties, donde hay un plan parcial para hacer un barrio de 38 viviendas unifamiliares, con la ventaja de que hay vida siempre”. No obstante, alerta de que “la presión urbanística ha provocado que estos pueblos se hayan puesto tan caros que la gente que vivía todo el año ha ido a otras zonas más baratas como Vielha o Bossòst”.
Según Hart, “durante el boom inmobiliario se agotó el suelo y lo que queda es pequeño, para particulares. Por eso ha habido un
Los compradores exigen productos 'prime' pero ya no aceptan pagar precios fuera de mercado
aumento de la actividad de autoconstrucción, que no se ha encarecido”. De todos modos, la principal opción actualmente es “comprar una casa antigua a buen precio y rehabilitarla con gusto para que quede perfecta, poniendo énfasis en el ahorro energético y un estilo de decoración cálido, con mucha madera”, añade.
Los compradores estrella
Los expertos apuntan a que la mayoría de los compradores proceden de Madrid y Euskadi y en menor medida, de Catalunya, sur de Francia e Inglaterra.
Perea destaca que “la mayoría de los clientes compran para disfrutar y cuando no están, lo destinan a alquiler vacacional, lo que era impensable hace diez años. La rentabilidad máxima es del 3% pero les permite cubrir gastos”.
En temporada alta, el alquiler oscila entre los 3.600 y los 16.000 euros semanales y en el caso de Toti Aran, “desde octubre tenemos el 100% de las reservas de Navidad cerradas”, asegura Perea.