La imparable transición hacia las energías renovables
Un nuevo modelo energético más limpio tiene que ser sostenible también desde el planteamiento social y desde el económico
“En el 2050 el cien por cien de la generación eléctrica será renovable con almacenamiento”. Así de rotundo es el representante de una de las grandes eléctricas europeas como Endesa. No es una visión personal, es la hipótesis conla que está trabajando está compa- ñía y que no es muy diferente a la que maneja el resto del sector. La clave es hacer el tránsito de las fuentes de energía tradicional, comoelcarbón, el gas natural oel petróleo, hacia otras completamente limpias porque no emiten CO , co
2 mo la hidráulica, la eólica o la solar, manteniendo como respaldo la generación convencional ya existente hasta que el almacenamiento sea competitivo.
Se trata de un cambio radical y costoso, que tendrá que vencer poderosas resistencias, pero que al final acabará imponiéndose porque no queda otro remedio. “En treinta años el cambio climático no será un problema, será nuestro único problema y el que no lo quiera ver es porque está ciego, como le pasa a Donald Trump”, afirma con firmeza y convicción Francisco José Elías Navarro, CEO de Audax Energía, quien remacha que “cuando antes se quite la venda de los ojos el presidente electo de Estados Unidos mejor será para todos”.
La gran pregunta que surgió en el debate de Diálogos de futuro KPMG/Banco Sabadell con La
Vanguardia es ¿qué haremos con los miles de millones invertidos en las centrales de ciclo combinado, en las térmicas o en las nucleares? La principal conclusión a la que llegaron los expertos es que la transición energética hay que hacerla gradualmente “sería un tremendo error cerrar las instalaciones que están en funcionamiento antes de disponer de una tecnología madura que la pueda sustituir. Hay que dejar que se vayan amortizando y centrar las inversiones en las nuevas tecnologías”.
Bono social El bono social no forma parte de la política energética, sino de la ayuda social y así se ha resuelto en Europa a través del ‘cheque energético’
Como indica el socio responsable de Energía de KPMG España Alberto Martín Rivals, “la eficiencia energética es una palanca claveparalograr la reducción deemisiones al mínimo coste. Sin embargo, en España estamos retrasados en la adopción de mecanismos modernos de incentivos para afrontar este enorme reto; no es una cuestión a la que se le esté dando suficiente prioridad en la agenda política ni en la opinión pública y, sin embargo, es una de las herramientas clave en que nos jugamos el futuro”. En su opinión, el segundo reto al que nos enfrentamos es el gran esfuerzo inversor que va a representar cumplir con nuestros compromisos internacionales en materia de energías renovables. Para ello necesitamos “un modelo de desarrollo de las renovables que sea eficiente para compatibilizar el crecimiento de estas energías con tener una economía más competitiva. Esto requiere una planificación energética a largo plazo que permita hacerlo de manera más eficiente”.
El futuro, según Martín Rivals, también pasa por la electrificación de la economía ya que una gran parte del CO que se vierte a
2 la atmósfera proviene de la utilización directa de combustibles fósiles. Un buen ejemplo es el transporte, donde el perfeccionamiento progresivo de vehículos eléctricos alimentados por energías limpias y renovables supondrá un gran paso adelante. En suma, en la transición energética no sobra ninguna tecnología; las instalaciones existentes tienen que cumplir su ciclo productivo y amortizar la inversión realizada en ellas. Pero al mismo tiempo sería un error lanzar nuevas inversiones en tecnologías que deben desaparecer a plazo en lugar de apostar por energías limpias.
José María Massanella, director general de Meroil, el operador petrolífero catalán por excelencia, es contundente al argumentar que eso de la transición energética está muy bien, pero “habría que preguntar a los ciudadanos si están dispuestos a pagar su coste, dado que va a ser muy alto y se va a traducir en unincremento de los precios de la electricidad”. En su opinión, “los combustibles fósiles mantendrán su vigencia mientras no haya una alternativa barata y viable, que hoy por hoy no existe”. Lo mismo ocurre con el coche eléctrico, hasta el momentoesuna bonita promesa “como suministrador carburantes a estaciones de servicio, distribuidores, industria y sector agrario nomequita el sueño. Si algún día la economía se electrifica como se está diciendo entonces buscaremos nuestro propio modelo de negocio. Pero eso yo no lo veré…”
Massanella, un hombre con los pies en el suelo, recuerda que el mix energético en España está formado en un 42% por energías procedentes del petróleo; un 20% del gas; un 14% de las energías renovables; un 12% de las centrales nucleares y un 12% del carbón. Según afirma, en los últimos quince años el consumo del petróleo ha disminuido un19%; el del gas se ha incrementado un 62%; las renovables se han disparado un 147%; mientras la nuclear se ha reducido un 8% y el carbón un 33%.
“Es evidente que el panorama energético en nuestro país, como está ocurriendo en todas las partes, está sufriendo un cambio que la Unión Europea quiere acelerar. La pregunta es si esto se está haciendo con la eficiencia económica necesaria para poder competir con el resto de países que buscan ganar cuotas demercadoenuncomercio globalizado. Es cierto que hay que buscar un modelo sostenible, pero no sólo ecológicamente sino también desde una perspectiva económica y social. No nos podemos olvidar de los ciudadanos”.
Para el director financiero del Banco Sabadell, David Noguera, “la energía nos preocupa mucho como entidad financiera. Es evidente que la transición energética ya se está produciendo. No es que una energía va a sustituir a la otra de la noche a la mañana. Se trata de un proceso gradual que habría que ordenarlo. Loideal es que esto se hiciese desde la UE, un mix energético europeo. Soy consciente de la complejidad para conseguirlo pero es imprescindible que consigamos proyectos sostenibles con el medio ambiente pero también con la economía. En España siempre tendemos a ser los primeros en este tipo de cosas y a veces lo hacemos con demasiadas alegrías. Por tanto, deberíamos evitar la precipitación”.
Para Javier Rodríguez, representante de Endesa, el nuevo modelo energético estará condicionado por tres premisas: electrificación, renovables y eficiencia. El modelo, ante todo y sobre todo, tiene que ser sostenible en todas sus dimensiones. En su opinión, en unos años se va a producir un cambio de paradigma. Ahora el consumidor paga de acuerdo con lo que consume y en el futuro pagará en función de la potencia que demande, dado que el nuevo modelo energético comporta inversiones intensivas en capital fijo aunque no haya que pagar por el combustible.
El otro gran reto es introducir la movilidad en el proceso de electrificación. En opinión de Javier Rodríguez, el futuro del coche eléctrico además de depender del precio de los vehículos dependerá del despliegue de puntos de recarga.
Añade que para que las renovables acaben por implantarse también habrá que superar el reto de las interconexiones internacionales. España sigue siendo “una isla energética”. Esto explica que requieran para funcionar el complemento de las centrales tradicionales. Por lo que se refiere a la energía nuclear, considera que es el Consejo de Seguridad Nuclear quien debe decidir si las centrales nucleares pueden funcionar más allá de los 40 años. La decisión de mantener el parque nuclear debería basarse en razones de seguridad, técnicas y económicas, y nunca ideológicas. Programar el cierre anticipado sin una alternativa madura tendrá un impacto desproporcionado de subida de precios.
Para Elías Navarro, de Audax Energía, las cosas están meridianamente claras. “La transición energética será unarealidad cuando la sociedad se crea de verdad el cambio climático”. En su opinión, esta transición es actualmente viable tecnológicamente pero no desde una perspectiva económica. “Aunque los costes de las renovables se hayan reducido, aún requieren apoyo. El contribuyente solo contempla las subvenciones que reciben, pero no aprecia los beneficios que reportan a la sociedad”. Por esta razón, considera que la energía es un problema global, que debería abordarse desde una perspectiva conjunta como sucede con la economía. Considera que los países no pueden utilizar la energía como una herramienta para ganar competitividad frente a otros. En definitiva, tal estrategia requiere que Europa tenga unas directrices comunes para todos los estados miembros.
En los últimos 15 años el consumo de renovables se ha disparado un 147% La transición energética ya está en marcha; es un proceso gradual que habría que ordenarlo Europa debería tener unas directrices comunes para todos los estados miembros