Integrar TSB y de un nuevo plan
La compra del TSB en el 2015 por parte de un banco eminentemente comprador como Banc Sabadell –probablemente, uno de los mayores expertos en integraciones en Europa– ha sido la operación más trascendental de su historia. Por el importe de la compra, 2.300 millones de euros, y por lo que suponía en cuanto a la diversificación geográfica. El Sabadell dejó de ser un banco local, con todo lo que eso supone desde la perspectiva de la gestión del riesgo. La operación fue criticada al principio y alabada muy poco después, en cuanto se vio el partido que le podía sacar y la rapidez con la que la entidad presidida por Josep Oliu la convir- tió en una unidad de negocio más del grupo. Todo fueron alabanzas... hasta que llegó el Brexit. El Sabadell asegura que, por la tipología del negocio de TSB, no hay que preocuparse. Pero el efecto contable de la depreciación de la libra es importante y a eso hay que añadir el riesgo inherente a un Brexit duro como el que propugnan Theresa May y su Gobierno. Y, al menos de momento, el banco ya tiene claro que no podrá cumplir el plan estratégico anterior en lo que se refiere a los beneficios y ha retrasado hasta principios del próximo año la presentación del nuevo plan para el 2017-2020. Mientras tanto, la consigna está clara: control de costes y más control de costes. Esta semana, el banco anunció el cierre de 250 oficinas en los próximos meses, un ajuste en la red que provocará la salida de cerca de 800 trabajadores. Con varias ampliaciones de capital a sus espaldas, el Sabadell necesita exprimir al máximo sus capacidades para mejorar su rentabilidad y valor en bolsa.