Dolor de cabeza y oportunidades
La apuesta exterior ha permitido a BBVA y al Santander superar con mayor facilidad la crisis financiera internacional y la Gran Recesión en España. En el caso del banco presidido por Francisco González, la última década ha sido propicia en operaciones para aumentar la diversificación geográfica o para apuntalar la posición en España. En el primero de estos ámbitos, la principal apuesta ha sido el banco turco Garanti, del que compró inicialmente el 25% del capital en el 2011 y otro 15% adicional el año pasado. La inestabilidad de Turquía –que en los últimos tiempos ha sido el epicentro de la crisis de los refugiados sirios, ha supe- rado un golpe de Estado militar y está siendo objeto de atentados yihadistas– ha hundido su moneda, la lira turca, y eso ha lastrado tanto los beneficios consolidados del BBVA como el valor de la participación del Garanti. Aunque con notables diferencias, el mismo problema por lo que se refiere a las divisas es el que ha sufrido el banco español con su filial mexicana, Bancomer, que ha empeorado sus perspectivas de negocio a raíz de la victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos del pasado 8 de noviembre, arrastrando consigo al peso. En la medida en que se despejen las incertidumbres en Turquía y México, BBVA podrá tener mucho más despejado el camino para impulsar sensiblemente su rentabilidad. En España, el banco participó en el proceso de consolidación del sector con la compra de Catalunya Banc y Unimm, que le ayudaron a ganar tamaño, pero que aún no rinden como se esperaba en un contexto de escasez de crédito. Hace unos días, BBVA anunció el cierre de 132 oficinas en España, que llevará a cabo en febrero y supondrá prescindir de unos 400 empleados. La obsesión del BBVA es la transformación del banco para adaptarlo al entorno digital, la realidad en la que se mueven los clientes jóvenes ante la revolución de las fintech, los nuevos intermediarios de servicios financieros que traen de cabeza a todo el sector. BBVA ha sido una de las entidades más activas en este terreno, a menudo con compras. La última sucedió el pasado viernes, cuando el grupo anunció la compra de Openpay, un procesador mexicano de servicios de pagos para grandes empresas y pymes que facilita el comercio electrónico, incluido el de dispositivos móviles. Es la última de una larga lista de adquisiciones que tienen como objetivo preparar al banco para una transición que se adivina muy complicada.