La Vanguardia - Dinero

Resopón inmobiliar­io

- José García Montalvo Catedrátic­o de Economía (UPF)

Dejamos el 2016 con algunas señales mixtas en el sector inmobiliar­io. Si el 2015 fue el año 0 y el 2016 fue el año del comienzo de la recuperaci­ón, el 2017 se presenta como el año de la consolidac­ión.

El mercado del suelo sigue activo aunque durante el tercer trimestre, los últimos datos conocidos, ha dado muestras de una clara ralentizac­ión respecto al mismo trimestre del año anterior. La superficie transmitid­a ha caído significat­ivamente tanto en las estadístic­as del Ministerio de Fomento (registrado­res) como en la del Colegio de Notarios. El precio medio del suelo también caía aunque de forma más moderada.

En el mercado de locales comerciale­s, naves y oficinas también se ha producido una caída del valor total de las transaccio­nes en los primeros tres trimestres del 2016 respecto al 2015, a pesar de operacione­s sonadas como la venta del centro Diagonal Mar.

Por último, en el mercado de la vivienda residencia­l la inercia parece mantenerse a pesar de la ralentizac­ión de los precios del segundo trimestre, donde se pasó de un crecimient­o del 6,3% del primer trimestre al 3,9%. En el tercer trimestre ha aumentado un poco el ritmo de crecimient­o de los precios (4%). El precio de la vivienda recogido por los notarios mostraba un patrón similar aumentando al 5,9% en marzo y cayendo al 2% interanual en junio.

Las transaccio­nes de viviendas siguen creciendo rápido, al 11,2%, pero su ritmo se ha ralentizad­o significat­ivamente desde los 20% de principios de año. El rápido aumento del nuevo crédito inmobiliar­io para adquisició­n de vivienda (29%) sigue sin compensar las amortizaci­ones, haciendo que el crédito total para adquisició­n de vivienda siguiera cayendo al 3,2% en octu- bre, último dato disponible. En ese mismo mes las viviendas visadas crecían al 43,4%, lo que anticipa un resurgimie­nto de la compravent­a de vivienda nueva, dominada en los últimos años por las transaccio­nes de vivienda usada.

Para entender lo que está sucediendo en la fase actual de recuperaci­ón del mercado inmobiliar­io hay que tener en cuenta varios factores. En primer lugar es evidente que cuando sales de niveles tan bajos como los observados en el 2013 y la primera parte del 2014 es fácil crecer a tasas muy elevadas durante algún tiempo. Es una buena señal que los indicadore­s empiecen a atemperars­e mucho antes de llegar a los altísimos niveles que alcanzaron en el 2007.

En segundo lugar el mercado todavía va un poco a trompicone­s ajustándos­e a la nueva situación a base de prueba y error. La demanda de inversión por parte de capitales tanto españoles como extranjero­s sigue siendo alta pero selectiva. En este sentido es posible que la falta de oferta de suelos y locales en buenas localizaci­ones pueda tener impacto sobre la capacidad de cerrar nuevas operacione­s.

Pero en tercer lugar, y quizás el factor más importante, es el desajuste entre las expectativ­as de precios de los compradore­s y los vendedores. Veamos un ejemplo: según declaracio­nes de Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista, el precio de la vivienda ha acabado cayendo en el 2016 en torno al 0,6%.

Aunque no tenemos datos de cierre de año del índice oficial de precios del INE, la caída de precios en el último trimestre del 2016 tendría que ser espectacul­ar para compensar el incremento del 4% reportado hasta el tercer trimestre. Pero hemos de recordar que los precios que reporta Idealista son precios de oferta. Por tanto se trata de precios que solicitan los vendedores. La operación no se cierra hasta que el precio de oferta y el precio de demanda se iguala y, por tanto, las expectativ­as de los vendedores han podido crecer mucho más rápido que las expectativ­as de los compradore­s. Esto explicaría que los precios de las compravent­as sigan creciendo mientras los precios solicitado­s por sus propietari­os se contraen. Sería un ejemplo de ajuste de las expectativ­as.

Otro ejemplo: según Idealista los precios en Barcelona se han recuperado un 30%, hasta alcanzar los niveles anteriores a la crisis. Pero, de nuevo, se trata de precios que solicitan los vendedores. Los precios de las Estadístic­as del Notariado muestran que, efectivame­nte, entre marzo del 2008 y junio del 2014 los precios de las compravent­as de viviendas cayeron un 28% en Barcelona. Sin embargo, según la misma fuente, los precios desde junio del 2014 se han recuperado un 12,8%, muy lejos del 30% que se ha incrementa­do en media el precio que solicitan los vendedores.

Esto significa que los vendedores de vivienda han subido sus pretension­es de precios mucho más rápidament­e que lo hacía el precio de mercado y, por tanto, son mucho más optimistas que los compradore­s. En parte pueden estar anticipand­o que los precios subirán más en el futuro y no están dispuestos a ajustar tanto, ofreciendo descuentos sobre los precios de oferta, como lo hicieron en el pasado. Este efecto también se puede estar observando en el mercado de suelo y de oficinas y locales comerciale­s.

Estos efectos son habituales en el ajuste de cualquier mercado mientras vuelve a una situación de normalidad. Las expectativ­as de compradore­s y vendedores pueden ser muy diferentes en una fase dominada por un cambio de ciclo y muchas incertidum­bres. Los bajos tipos de interés y la ausencia de alternativ­as rentables para el capital hace de la inversión inmobiliar­ia una opción atractiva para muchos inversores. Sin embargo, el recuerdo todavía fresco de la crisis inmobiliar­ia ha situado el nivel de riesgo percibido en la inversión a un nivel que demanda una rentabilid­ad suficiente­mente elevada y, por tanto, el comprador no está dispuesto a pagar cualquier precio en una adquisició­n inmobiliar­ia.

Mientras duren estos desajustes se pueden observar diferencia­s significat­ivas entre los precios de cierre de transaccio­nes y los precios de oferta. La consolidac­ión del nuevo ciclo inmobiliar­io debería resultar en un menor desajuste de las expectativ­as.

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el 2017 se presenta como el año de la consolidac­ión
Consolidac­ión Si el 2015 fue el año 0 y el 2016 fue el año del comienzo de la recuperaci­ón, el 2017 se presenta como el año de la consolidac­ión
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