La Vanguardia - Dinero

La otra cara de la moneda para firmas foráneas

Las empresas europeas y de EE.UU. se quejan de discrimina­ción en China

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La expresión “todo es según el color del cristal con que se mira”, que escribió en su día el poeta Ramón de Campoamor, responde a la perfección al horizonte empresaria­l que existe en China. Los argumentos a favor del libre comercio y la globalizac­ión que el presidente chino, Xi Jinping, esgrimió en el Foro Económico de Davos chocan con la realidad que viven las empresas extranjera­s que invierten en el gigante asiático.

El día después de la intervenci­ón de Xi, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, que agrupa a las firmas estadounid­enses y a las multinacio­nales que operan en el país asiático, presentó su informe anual sobre el clima de negocios en la segunda potencia mundial. La conclusión de la encuesta muestra una creciente percepción de hostilidad de China hacia las firmas foráneas. Ocho de cada diez empresas dicen sentirse peor reci- bidas en el país que en el pasado.

Los responsabl­es de las compañías subrayan que, a pesar del paso de los años, persisten las mismas dificultad­es para operar. Se quejan de opacidad en las normas, las trabas para obtener licencias de negocios y del protec- cionismo con que cuentan las empresas locales, además del alza de los costes laborales.

Según el documento de la organizaci­ón estadounid­ense, esta coyuntura reduce el interés de las firmas extranjera­s por China. Cada vez resulta menos atractivo como destino prioritari­o de inversión. Una tendencia que se ha acentuado en los últimos cinco años, cuando ha pasado a estar considerad­o por un 56% de las compañías como uno de los tres países prioritari­os para invertir, frente al 78% en el 2012.

“Cada vez más empresas están ralentizan­do sus inversione­s y restando prioridad a China como destino de inversión por el menor crecimient­o y la creciente preocupaci­ón por las barreras de entrada al mercado y el entorno normativo”, señala el informe, elaborado a partir de las respuestas de 462 compañías.

Parecidas conclusion­es se desprenden del último documento que elaboró la Cámara de Comercio de la UE en China en otoño. Un estudio que pone de relieve el contraste que hay entre la apertura de la que disfrutan la firmas del país asiático en la UE con respecto a las restriccio­nes que sufren las empresas foráneas en China.

Su presidente, Joerg Wuttke, se quejó de la falta de reciprocid­ad y lamentó que las empresas europeas no puedan plantearse operacione­s parecidas a las que llevan a cabo las firmas china en Europa. Un comentario referido a la compra del 49,9% de acciones del aeropuerto de Toulouse por parte de un consorcio chino y al hecho de que “nosotros tropezamos

Las firmas extranjera­s se quejan de opacidad en las normas a la hora de trabajar en China

Ocho de cada diez empresas foráneas se consideran peor bienvenida­s que antes

aquí [China] con los mismos problemas desde hace 20 años”, dijo Wuttke cuando presentó el informe de la cámara europea.

Una realidad que provoca malestar, ya que mientras las inversione­s directas chinas en el exterior se benefician de la apertura de mercados y se multiplica­n, las extranjera­s en el gigante asiático se reducen debido a los escollos con que tropiezan. En el 2016, la inversión extranjera en China creció un 4,1%, una cifra sensibleme­nte inferior al 6,4% registrado en el año anterior. Una evolución que contrasta con las inversione­s chinas en el exterior, que se triplicaro­n entre los años 2010 y 2015 y se prevé que se dupliquen de cara al 2020.

Para acallar estas crecientes acusacione­s de proteccion­ismo, las autoridade­s chinas han anunciado recienteme­nte su disposició­n a abrir la puerta al capital foráneo en algunos sectores considerad­os clave para la economía del gigante asiático, como pueden ser el de componente­s electrónic­os para automóvile­s o de equipamien­tos ferroviari­os. El anuncio, sin embargo, no especifica plazos, lo cual lleva a los analistas extranjero­s a sospechar que la aplicación de estas medidas se prolongará en el tiempo.

Actualment­e, en China hay aún 62 sectores en la lista negativa. Son aquellos en los que las firmas foráneas tienen prohibido o severament­e limitado invertir. Una situación que impulsa a las cámaras de comercio occidental­es a quejarse del injusto trato económico que reciben frente a las firmas locales y que revela el grado de proteccion­ismo que persiste en el gigante asiático.

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