Hemos iniciado una nueva era
La bonanza económica artificialmente creada en la década de los noventa estalló en el año 2008, marcando el final de una época y el comienzo de otra que ha impulsado nuevos partidos políticos, movimientos ultraderechistas prefascistas y fenómenos como el Brexit o Donald Trump.
El sociólogo alemán Wolfgang Streeck, en su libro Cómo acabará el capitalismo, opina que entramos en una nueva época en la que dominarán las turbulencias, la decadencia colectiva, las tensiones e incertidumbres, los autoritarismos y una larga transición hacia una nueva coyuntura que hoy es imposible adivinar.
El interés de Donald Trump en centrarse en las cuestiones internas y el poco que tiene en mantener la presencia de Estados Unidos en el mundo cambiarán radicalmente la geopolítica. Se abrirá un inmenso espacio que será ocupado por países como China, India o Rusia.
El mar de China, donde han de convivir China, Japón, Corea del Norte y del Sur, Taiwán, Vietnam, Filipinas e Indonesia, entre otros, promete ser un centro de grandes tensiones. La política armamentista de los países de la zona no presagia nada bueno. Oriente Medio seguirá siendo el gran polvorín; Rusia añora volver a ser un gran imperio.
En términos políticos, la democracia ha dejado de ser la referencia mundial a la que todo país aspiraba. Actualmente, muchos toman como ejemplo los modelos autocráticos de China, Rusia, Turquía, Singapur, etcétera.
El sociólogo Zygmunt Bauman, recientemente fallecido, opinaba en uno de sus últimos artículos, “Trump: a quick fix for existential anxiety” (Trump: una solución rápida para la ansiedad existencial), que la gente se siente angustiada por la globalización, la incertidumbre, lo extranjero, y por eso rechaza el sistema político y económico actual y se acoge a quien promete soluciones contundentes e inmediatas. La victoria de Trump constituye todo un reto para la democracia, ya que traerá una era política diferente, el posneoliberalismo y el posfinal de la historia.
¿Y qué pasará cuando los ciudadanos vean que las promesas cumplidas no resuelven sus problemas? Según Streeck, no está nada claro que se encuentre un modelo alternativo como sucedió en los años treinta, cuando para llevar el bienestar social había soluciones de derechas y de izquierdas. El resultado probablemente sea un cúmulo de disfunciones que empeorarán la situación y facilitarán que se abra la puerta a sistemas autoritarios.
Parece contradictorio que en un momento en que se crea riqueza, en que los avances tecnológicos prometen más calidad de vida y satisfacer mejor las demandas sociales, una baja calidad democrática y una mala distribución de la riqueza nos lleven a un creciente nacionalismo exclusivo y a una nueva época totalmente desconocida, llena de peligros.
Época peligrosa La mala distribución de la riqueza y la baja calidad democrática nos llevan a un creciente nacionalismo exclusivo