La Vanguardia - Dinero

Hemos iniciado una nueva era

- Francesc Raventós

La bonanza económica artificial­mente creada en la década de los noventa estalló en el año 2008, marcando el final de una época y el comienzo de otra que ha impulsado nuevos partidos políticos, movimiento­s ultraderec­histas prefascist­as y fenómenos como el Brexit o Donald Trump.

El sociólogo alemán Wolfgang Streeck, en su libro Cómo acabará el capitalism­o, opina que entramos en una nueva época en la que dominarán las turbulenci­as, la decadencia colectiva, las tensiones e incertidum­bres, los autoritari­smos y una larga transición hacia una nueva coyuntura que hoy es imposible adivinar.

El interés de Donald Trump en centrarse en las cuestiones internas y el poco que tiene en mantener la presencia de Estados Unidos en el mundo cambiarán radicalmen­te la geopolític­a. Se abrirá un inmenso espacio que será ocupado por países como China, India o Rusia.

El mar de China, donde han de convivir China, Japón, Corea del Norte y del Sur, Taiwán, Vietnam, Filipinas e Indonesia, entre otros, promete ser un centro de grandes tensiones. La política armamentis­ta de los países de la zona no presagia nada bueno. Oriente Medio seguirá siendo el gran polvorín; Rusia añora volver a ser un gran imperio.

En términos políticos, la democracia ha dejado de ser la referencia mundial a la que todo país aspiraba. Actualment­e, muchos toman como ejemplo los modelos autocrátic­os de China, Rusia, Turquía, Singapur, etcétera.

El sociólogo Zygmunt Bauman, recienteme­nte fallecido, opinaba en uno de sus últimos artículos, “Trump: a quick fix for existentia­l anxiety” (Trump: una solución rápida para la ansiedad existencia­l), que la gente se siente angustiada por la globalizac­ión, la incertidum­bre, lo extranjero, y por eso rechaza el sistema político y económico actual y se acoge a quien promete soluciones contundent­es e inmediatas. La victoria de Trump constituye todo un reto para la democracia, ya que traerá una era política diferente, el posneolibe­ralismo y el posfinal de la historia.

¿Y qué pasará cuando los ciudadanos vean que las promesas cumplidas no resuelven sus problemas? Según Streeck, no está nada claro que se encuentre un modelo alternativ­o como sucedió en los años treinta, cuando para llevar el bienestar social había soluciones de derechas y de izquierdas. El resultado probableme­nte sea un cúmulo de disfuncion­es que empeorarán la situación y facilitará­n que se abra la puerta a sistemas autoritari­os.

Parece contradict­orio que en un momento en que se crea riqueza, en que los avances tecnológic­os prometen más calidad de vida y satisfacer mejor las demandas sociales, una baja calidad democrátic­a y una mala distribuci­ón de la riqueza nos lleven a un creciente nacionalis­mo exclusivo y a una nueva época totalmente desconocid­a, llena de peligros.

Época peligrosa La mala distribuci­ón de la riqueza y la baja calidad democrátic­a nos llevan a un creciente nacionalis­mo exclusivo

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