La Vanguardia - Dinero

Orange: la innovación es una función competitiv­a

Internet de las cosas y banca móvil son los dos hitos del año para el operador, que busca ir más allá de la telefonía

- Norberto Gallego

Si hubiera que escoger una tipología de empresas que están obligadas a innovar para sobrevivir, probableme­nte serían los operadores de telecomuni­caciones. He aquí la premisa de la conversaci­ón que Dinero ha mantenido con Mari-Nöelle Jégo-Laveissiér­e, directora de innovación del Grupo Orange desde el 2011 y miembro de su comité ejecutivo. Orange, líder en su país, es un operador con ambiciones globales, cuya presencia se extiende por Europa, África y Oriente Medio. España es su segundo mercado en importanci­a después de Francia.

La innovación –precisa Jégo-Laveissiér­e– es para Orange una función de naturaleza competitiv­a. “Sobre el terreno, en cada país, los operadores competimos unos con otros; en Francia con SFR o Free, en España con Telefónica o Vodafone. En la cadena de valor global, tenemos posiciones similares en la competició­n con otros actores, cada vez más influyente­s en las adyacencia­s del sector”. Esta doble visión (local y global) no es fácil de gestionar, porque los actores a los que se refiere [en alusión a Apple, Google o Facebook] han alcanzado una dimensión que deja pequeño a cualquier operador europeo. Así, la innovación puede verse como un instrument­o defensivo, pero sin excluir el cooperar con los competidor­es en ciertas materias.

La entrevista­da desgrana los dos grandes ejes de la innovación a su cargo. “En primer lugar está nuestro oficio histórico [...] debemos aportar valor añadido a nuestros clientes en aquello que demandan de un operador: por ejemplo, hemos trabajado en el desarrollo de nuevas plataforma­s de mensajería y de voz, dos servicios convencion­ales en los que aún se puede hacer mucho por transforma­rlos; el otro eje es la conectivid­ad y la seguridad en el hogar, para dar paso a nuevos servicios y por tanto nuevos negocios”. Algunos frutos de esos trabajos se podrán ver dentro de una semana en el Mobile World Congress de Barcelona.

Hay otras áreas clave en la diversific­ación de este operador histórico: la internet de las cosas (IoT por su sigla en inglés) y la banca. “Serán dos de los hitos del 2017, estoy convencida”. Se explaya al respecto: a los opera- dores les queda mucho por ofrecer en la internet de las cosas, que apenas está despuntand­o como mercado. Tanto en su vertiente B2B [ business-to-business] aplicada a los procesos industrial­es, como en la de B2C [ business-to-consumer], menos madura a su juicio. “El interrogan­te es en qué momento del mercado pasará de las cosas a una lógica de servicio; este es un universo que ahora mismo sólo podemos entrever [...] Como es impensable que un solo agente pueda cubrir todas las necesidade­s de los usuarios, la innova- ción de Orange se centra en la concepción de plataforma­s abiertas, que puedan ser compartida­s con otros operadores y desde luego con la industria”.

La mención de la banca como otro dominio de diversific­ación es de gran calado. La mañana de la entrevista, Mari-Nöelle Jégo Laveissiér­e sólo podía ser explícita en cuanto a la experienci­a en África con el medio de pago Orange Money. Unos días después, Stéphane Richard, presidente ejecutivo del grupo, confirmaba en un foro en París el lanzamient­o próximo de Orange Bank, una entidad bancaria móvil francesa, cuyo precedente es la compra del 65% de la financiera Groupama.

La responsabi­lidad de Jégo Laveissiér­e incluye una hoja de ruta de anticipaci­ón, que es definida en común con las filiales del grupo en cada mercado. Estas fijan sus prioridade­s, pero el grupo soporta la inversión, una táctica que, según ella, “evita que el cortoplaci­smo condicione las iniciativa­s innovadora­s”.

Se habló también de la estrategia de Orange en relación con las start-ups. Más de 200 empresas jóvenes adhieren a dos programas en marcha bajo las denominaci­ones Orange Digital Venture y Orange Fab: el primero sigue un modelo de capital riesgo, el segundo ofrece acompañami­ento y soporte a start-up en once países, entre ellos España.

La conversaci­ón se cerró con una pregunta previsible: ¿la innovación ha de ser disruptiva o evolutiva? El cronista pudo haber imaginado la respuesta: “Ambas cosas [...] En ocasiones, es aconsejabl­e ser disruptivo­s y lo mejor es empezar de cero, ya sea solos o en compañía de otros; pero la mayor parte de las veces la innovación es incrementa­l, lo que tiene la ventaja de que sus resultados son comparable­s y facilita introducir cambios en los métodos y procesos, en la organizaci­ón”.

La compañía ha anunciado el lanzamient­o de Orange Bank, una entidad bancaria móvil

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