Exquisita mirada a los 70
De estilo minimalista, la nueva Triumph Street Cup mezcla conceptos retro y contemporáneos
No hace más de un par de años, en nuestras ciudades aparecieron dos fenómenos sociales que desde entonces hanmarcadomoda: los hipsters y las motos street racer. Estas últimas, en otros países como Gran Bretaña y Francia, recibieron también el nombre de café racer. De hecho, no eran otra cosa que motos recuperadas de los 70 y 80 a las que se les desposeía de sus plásticos, se les acortaban los escapes, se les acortaban los sillines y se les montaban manillares planos, altos o muy bajos; y todo ello para poder acreditar una motocicleta única en su género y muy personal en su imagen.
Triumph, aprovechando el magnífico motor de 900cc de la Bonneville, y el chasis de su otro modelo fetiche, Thruxton, dispone ya en su red comercial de un modelo exquisito: la Street Cup, moto que refleja que la moda racer tiene un hueco importante en el mercado.
Podemos pensar que es una moto urbana y, de hecho, lo es. Pero también es cierto que sus 900 cc, sus 55 caballos de potencia y su generoso par motor la habilitan para un uso mucho más extenso. De este modo, resulta una moto ideal incluso para los más neófitos, gracias a un chasis noble y a todas las ayudas electrónicas que incluye. Así, la Street Cup puede combinar sin problemas un uso urbano con una utilización algo más deportiva, como son esas apetecibles salidas de fin de semana.
Exteriormente, la Street Cup es una motocicleta minimalista. Carece de plásticos y carenados y tan solo sobre el faro, y cumpliendo cierta tarea aerodinámica, nos encontramos con una placa que esconde los dos relojes montados sobre la tija con soportes de aluminio. Como tiene que ser.
El depósito de combustible, con el inconfundible sello Triumph, termina donde empieza un sillín que, en principio, es apto para dos pasajeros. La parte final del sillín se introduce en un colín decorado con los mismos colores de la placa delantera y del depósito. No hay más elementos plásticos en toda la moto. La horquilla delantera pintada en negro mate y los escapes con silenciadores –también terminados en color negro mate– son los únicos detalles que llaman la atención.
El resto es puro chasis y motor: ese bicilíndrico de 900cc procedente de la Bonneville que aporta una sonoridad muy particular cuando ponemos el motor en marcha. Pese a que este estilo retro nos hace retroceder a la década de los setenta u ochenta, hay que decir que la Street Cup dispone de todos los avances electrónicos que facilitan, y mucho, su conducción. Embrague asistido, que le da una sensibilidad muy especial cuando lo manipulamos; acelerador electrónico que permite un tacto del puño de gas perfecto; control de tracción y ABS en su sistema de frenado. Tecnología que la Street Cup dispone de serie y que, una vez montados en ella, no pasa desapercibida.