Alquiler de temporada, la tercera vía
El número de inmuebles arrendados por un tiempo limitado va subiendo de manera discreta en Barcelona
En un momento en el que en la capital catalana hay escasez de oferta de pisos en alquiler de larga duración y en algunos barrios se imponen los apartamentos turísticos (aunque el Ayuntamiento sigue sin conceder nuevas licencias), emerge poco a poco una “tercera vía” sin hacer mucho ruido: el alquiler de temporada, que suele durar entre uno y 11 meses.
Como explica Franck Anaïs, director general de ShBarcelona, una inmobiliaria especializada en alquileres de todas las tipologías, la demanda interesada en el de temporada la forman principalmente “profesionales nacionales e internacionales, a menudo fre
elance, que se desplazan a Barcelona un tiempo determinado para trabajar en un proyecto. Antes optaban por un hotel pero ahora prefieren un apartamento para tener un ambiente más personal y poder recibir su familia los fines de semana”. Franck añade que “se trata de un mercado bastante estable en los últimos años. Pero si el 2017 Barcelona consigue mantener la captación de empresas multinacionales que quieren atraer talento –como hemos visto últimamente en el 22 @– y que por tanto se genera demanda de este tipo de alquiler, es un negocio que puede ir a más”.
Qué buscan los inquilinos
Josep Poch, socio director financiero de la inmobiliaria de lujo Coldwell Banker Prestige Barcelona, detalla que los clientes que buscan alquiler a corto plazo, “en general son directivos cada vez más jóvenes dispuestos a moverse, que quieren pisos amueblados y de calidad muy alta en el Eixample y Diagonal Mar. Si vienen con su familia buscan más bien la zona alta, cerca de colegios inter- nacionales. Proceden sobre todo de Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, y a menudo las empresas les pagan el alquiler, que suele ir de los 2.000 a los 3.000 euros al mes”.
Otros perfiles de usuarios de los alquileres por meses son las personas que deben someterse a un tratamiento médico de cierta duración o bien estudiantes de másters y postgrados. En estos casos, Poch aclara que el presupuesto “oscila entre los 1.200 y los 2.000 euros mensuales”, unas estimaciones con las que coincide Anaïs, quien añade que “piden estar bien comunicados, en barrios con muchos servicios, como el Eixample, Les Corts o Gràcia”.
Pros y contras para los propietarios
Esta modalidad de alquiler está contemplada en el artículo 3 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) de 1994. Es decir, que los contratos tienen las mismas garantías que los de tres años, pero hay que especificar que se trata de un arrendamiento distinto del de vivienda y los motivos (vacacio- nes, trabajo, estudios...).
Según Poch, “a los propietarios de los pisos, ya sean particulares o family offices, les interesa porque los inquilinos temporales son solventes y no generan incidencias con los vecinos”.
En esta línea, Franck Anaïs considera que “los propietarios valoran la calidad de estos inquilinos, suelen ser gente educada que pasarán más horas en el trabajo que en la vivienda y la mantendrán bien”. La contrapartida es que “pueden tener desocupación durante unos meses. Aunque pueden pedir un 10-15% más que por un alquiler convencional, como la carga fiscal es mayor y tienen que asumir el coste de los suministros y a veces de Internet, al final puede ser incluso algo menos rentable”. •
============ Los propietarios que optan por el alquiler temporal consideran a sus usuarios solventes y nada problemáticos