Un Ibex de sabor internacional
Las privatizacio- nes, el colapso del sector financiero y la globalización han cambiado el equilibrio de poder en la bolsa española. Manda el capital global
Cuatro de cada 10 acciones de la bolsa española están en manos de inversores internacionales. Es casi un 40% más que en 1992, cuando el capital familiar, los bancos y cajas y las administraciones públicas dominaban en el accionariado de las empresas. La privatización del sector público en una primer fase y el colapso del sector financieros -especialmente las cajas- han modificado la estructura de poder de esas empresas. “Es un capitalismo anónimo pero que tienen un poder internacional y al que cuesta seguirle el rastro”, dice el profesor de Esade, Robert Tornabell.
En España, los nuevos amos de la bolsa son grandes inversores internacionales, fondos como los estadounidenses Blackrock, Vanguard, Fidelity, Capital Group o fondos soberanos como el de Noruega (gestionado por Norges Bank), el de Qatar o el de Singapur (Temasek). Sólo por poner un ejemplo, Blackrock participa en casi todas las empresas del Ibex y en algunas como el Santander y el BBVA es el primer accionista, con alrededor del 5% de las acciones en cada una.
¿Cómo afecta la nueva estructura accionarial? “Son inversores que funcionan como un banco, se financian a largo plazo y hacen inversiones también a largo plazo, a partir de 5 años”, explica el profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), Javier Santacruz. “No tienen una estrategia tan cortoplacista como la de otros inversores”, añade. Y aunque normalmente no entran en el consejo de administración sí que en los momentos clave de las compañías juegan un papel relevante.
Jaume Puig, director de GVC Gaesco Gestión, advierte que debe diferenciarse entre fondos de gestión pasiva –los que compran acciones por cuenta de un inversor pero que no entran en la estrategia de la empresa– y los de gestión activa –que buscan influir en la actividad del consejo y de la dirección–. Entre los grandes de
ese segundo tipo destaca Fidelity.
GVC Gaesco, salvando la distancia de la dimensión, busca influir en la gestión de las empresas en las que participa. Gestiona un patrimonio de unos 1.400 millones de euros invertidos mayoritariamente fuera de España. “El año pasado tuvimos 122 reuniones con empresas en las que intentas saber qué objetivos tiene la dirección y qué planes, y luego decides si inviertes o no”. Esa es la estrategia que siguen los grandes fondos de gestión activa. Suelen estar en contacto con el equipo directivo para conocer la marcha de la empresa e incluso proponer estrategias. Si no les convence el camino que se sigue pueden abandonar el capital o si les gusta pueden reforzarse en él.
“Blackrock tuvo la última palabra para que Ana Botín fuera la sucesora de su padre en el Santander”, asegura Santacruz. Y de hecho, este fondo tiene hoy ocho veces más acciones que la familia Botin-Sanz Sautola en el capital del Santander.
Puig también explica que el auge de los inversores internacionales en bolsa obedece a dos razones fundamentales. La primera es “la tendencia imparable mundial que lleva a que el inversor individual que antes compraba acciones de Telefónica ahora invierta a través de un fondo”. La segunda, a juicio de Puig, es que hay “una globalización de las inversiones” que lleva a que los fondos inviertan fuera de sus fronteras. Enuninformede Bolsas y Mercados se destaca que según los últimos datos disponibles correspondientes al 2012, en la Unión Europea la participación de inversores extranjeros en las empresas cotizadas era del 38% frente al citado 42,3% de España.
El peso de las administraciones públicas en la propiedad de las firmas de bolsa es del 2,9%. Pero es una cifra engañosa ya que la mayor parte de ese porcentaje corresponde a la gestora de aeropuertos Aena, en la que el Estado controla un 51%. En el 2007, el peso de las administraciones públicas en las firmas cotizadas era del 0,3%, el mínimo desde los máximos del 16,6% de años atrás. Las administraciones públicas participan además de en Aena, en Red Eléctrica, Ebro-Foods, Enagás, Indra o Bankia.
Cajas y bancos son los que más han reducido sus peso en las firmas cotizadas: únicamente un 3,6% frente al 15,6% de 1992. Sólo el grupo CaixaBank a través de su matriz (Criteria Caixa) mantie- nen una importante representación en las grandes firmas de la bolsa española, como Telefónica, Repsol, Gas Natural, Abertis o Cellnex. En la UE, el peso de la banca en la bolsa era algo menor que en España, ya que representaba el 3% del capital total.
Pero el grupo inversor que más estable ha mantenido su participación es el del capital familiar, con un 24,4% después de sufrir ciertas oscilaciones. Los grandes inversores familiares son Amancio Ortega en Inditex, la familia Grífols en Grífols, la familia Botín en el Santander, la familia Del Pino en Ferrovial o la familia Entrecanales en Acciona.,
El proceso vivido en España denota una pérdida de influencia de las empresas, familias e instituciones del país. Algo parecido ha sucedido en otros mercados, como en Francia. Esta semana el diario Le Mon
de reflexionaba sobre el lento pero imparable declive del capitalismo francés, que se aceleró desde que comenzó la última crisis en el 2007 que lleva aparejado un refuerzo de los inversores internacionales en las empresas que configuran el índice de la bolsa de París, el CAC 40. Los cálculos del diario francés indican que la economía gala ha perdido un 45% del peso en el conjunto del capitalismo mundial.
La globalización parece imparable.