La acuicultura quiere ser una aliada del mar
El sector demuestra ser compatible con la preservación acuática y se defiende de ciertas malas prácticas
La acuicultura es compatible con la preservación de los valores naturales de los espacios protegidos bajo el paraguas de la Red Natura 2000. Así lo demuestran los 357 establecimientos de acuicultura cartografiados ubicados en estos espacios naturales protegidos. Esta es una de las principales conclusiones del informe Situación de partida y perspectivas de la actividad acuícola en la Red Natura 2000 en España, elaborado por la Fundación Biodiversidad con el objetivo de demostrar la compatibilidad de esta actividad económica con la conservación y protección del medio acuático.
España es el principal productor acuícola de la Unión Europea, con cerca de 300.000 toneladas y más de 5.000 establecimientos productores, el 96% de ellos en aguas marinas (el 4% restante se encuentra en aguas dulces). “La acuicultura produce ya más de la mitad de los productos acuáticos consumidos en el mundo (el 25% en España) y su peso seguirá creciendo con los años por una simple cuestión de necesidad”, señala Javier Ojeda, gerente de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar). En opinión del experto, este crecimiento se debe tanto a las limitaciones de la pesca como al incremento de la población mundial.
Ojeda defiende no sólo la necesidad de la producción intensiva de pescado, algas, crustáceos y moluscos sino también su sostenibilidad. “Que una producción sea intensiva no implica que tenga que ser mala o peor ni por la seguridad alimentaria ni por el medio ambiente”, asegura. “Es más –añade el gerente de Apromar–, la intensificación es más sostenible para el medio ambiente que las formas más extensivas porque se consigue reducir la demanda de espacio”.
El sector se defiende también de las malas prácticas acuícolas de países terceros que dañan la imagen del sector, como es el caso del panga, que recientemente ha sido objeto de la atención mediática por las malas condiciones en que se produce este pescado en el río Mekong de Vietnam. “La normativa europea en materia de acuicultura es muy exigente”, argumenta el experto.
“La sostenibilidad no es una opción sino una obligación y podemos presumir de estar haciendo las cosas muy bien”, opina el gerente de Apromar. Desdeesta asociación empresarial se han impulsado guías para la minimización de residuos o indicadores para el desarrollo sostenible del sector.
En la actualidad, “prácticamente todas las especies de pescado, algas, crustáceos y moluscos pueden ser criadas de manera controlada, aunque no todas a un precio competitivo”, advierte Javier Ojeda. La anguila es una de las pocas especies que, todavía, se resiste a la acuicultura.
Casos como el del panga en Vietnam dañan la imagen de la producción intensiva de productos acuáticos