Jaume Puig
Europa sigue siendo barata
Hace ocho años, el día 9 de marzo del 2009, los mercados bursátiles marcaron unos niveles mínimos recogiendo los efectos de la quiebra de Lehman Brothers, que había sucedido seis meses antes. El Ibex-35 alcanzó el nivel 6.814, el Eurostoxx-50 llegó al nivel 1.809, el Nikkei Japonés al nivel 7.086 y el S&P-500 alcanzó el nivel 676.
Ocho años después, el Ibex-35 está en el nivel 10.216, luego ha multiplicado su valor por 1,5, proporcionando una rentabilidad anualizada del 5,2%; el Eurostoxx-50 está en el nivel 3.455, habiendo multiplicado su valor por 1,9 y proporcionado una TAE del +8,4%; el índice Nikkei-225 ha alcanzado el valor 19.300, multiplicando su valor por 2,7 y proporcionando una rentabilidad anualizada del +13,3%; y el índice norteamericano S&P-500 está en el nivel 2.378, habiéndose multiplicado por 3,5 y habiendo proporcionado una TAE del +17,0%. Todo ello en la correspondiente divisa local y sin tener en cuenta la rentabilidad adicional por dividendos. Sin duda, hemos vivido unos ocho años bursátiles muy buenos, no exentos de volatilidad como es habitual, pero excelentes al fin y al cabo. ¿Y ahora qué?
En los mercados existen hoy unos importantes flujos compradores, muchos de ellos provenientes de inversores institucionales que aumentan su exposición a renta variable sin cesar. Estos impiden, con sus compras, que existan recortes, y provocan la existencia de fuertes alzas y de una volatilidad muy baja. Proliferan los inversores que esperan a que caigan los mercados para comprar, quizás pensando en las oportunidades perdidas del pasado, sin saber que difícilmente ocurre aquello que todo el mundo espera. Nada que temer en lo que a valoración se refiere, las bolsas europeas siguen siendo muy baratas.