Poder y finanzas globales
Hay ejemplos muy significativos del
Qatar power. Hoy el fondo soberano de Qatar es uno de los accionistas de referencia del primer grupo automovilístico mundial (Volkswagen) y del gigante bancario Deutsche Bank. Su presencia en los bancos se extiende a Barclays y Credit Suisse. De ahí se pasa a las editoriales (la francesa Lagardere), la industria electrónica (Siemens), el turismo (el holding Costa Smeralda en la costa de Cerdeña), la moda (Valentino, Pal Zileri). En el sector inmobiliario tiene un peso creciente: los cataríes tienen más propiedades que la reina de Inglaterra, como el complejo de negocios Canary Wharf y el Shard London Bridge. Qatar es también uno de los grandes socios árabes de las empresas españolas. Es el primer accionista del holding IAG. Hoy tiene el 20% del capital, después una serie de compras accionariales puntuales. En la eléctrica Iberdrola tiene el 8,5%, aunque sus aspiraciones son de llegar al 10%. Está por delante de Norges Bank y BlackRock, aunque no tiene representante en el consejo de administración. A mediados del 2014 el QIA se hizo con el 13,3% de Colonial, un año después de comprar el Hotel W de Barcelona. Una situación algo diferente es la de El Corte Inglés. El jeque Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani, miembro prominente de la familia, ha desembolsado a título personal unos 1.000 millones para hacerse con el 10% del grupo de distribución y se convirtió en el primer inversor externo a la familia fundadora, con el objetivo a largo plazo de sacar la empresa a bolsa. En cuanto al fútbol, con la adjudicación controvertida de los mundiales del 2022, el club parisino del PSG y el patrocinio del Barça (Qatar Foundation), Qatar ha adquirido visibilidad internacional.