La Vanguardia - Dinero

Aterrizaje forzoso de Qatar

El emirato de Qatar toma decisiones muy controvert­idas en aguas de gran inestabili­dad política

- Jordi Joan Baños Estambul

Al Yazira fue creada para hablar con total libertad del mundo árabe, menos del país propio

“¡Qatar son tresciento­s tíos y una tele!”, exclamó hace unos años un príncipe saudí. Sin embargo el emirato es también una historia de fulgurante éxito económico e influencia internacio­nal. Todo empezó cuando el anterior emir, Hamad Al Thani, dio un golpe incruento en 1995 contra su propio padre, que llevaba en el poder prácticame­nte desde la retirada de los británicos, en 1971.

H amad Al T ha ni a sentó las bases económicas del despegue, al apostar por el gas licuado. No contento con nadar en la abundancia, trazó unapolític­a exterior tanambicio­sa como independie­nte. Y para sostenerla, en 1996 creó Al Yazira, do- tándola de una libertad editorial inaudita para tratar de cualquier país árabe, excepto el suyo.

A diferencia de Arabia Saudí, con treinta millones de habitantes mayoritari­amente nativos, en Qatar, con algo más de dos millones, menos de una octava parte de sus residentes son qataríes. Y dentro de estos, una quinta parte pertenece al clan de los Al Thani, mientras que hay dinero de sobras para contentar al resto. De ahí que Qatar se permita juguetear conla democracia en casa ajena, sin temor a que le estalle en las manos.

En una de las zonas más inhóspitas del mundo, de clima extremadam­ente bochornoso, abundan los espejismos, empezando por su propia arquitectu­ra acristalad­a, futurista einsosteni­ble. Unmundo rutilante y americaniz­ado en el que el aire que se respira y el aire acondicion­ado son una misma cosa, en centros comerciale­s faraónicos atendidos por empleados indios o filipinos.

Nada más seguro para tomar el pulso de la calle árabe que no tener a nadie en la propia calle. El bazar de las esencias se perdió y la compensaci­ón simbólica es un incansable empeño en articular el mundo musulmán alrededor de su identidad religiosa, enoposició­n al panarabism­o laico de no hace tanto tiempo.

Hamad Al Thani, padre del actual emir, se atrevió a salirse de la sombra de Riad y, como seguro de vida, ofreció una base aérea a EE.UU. cuando a este país se le hizo muy difícil mantenerse en Arabia Saudí tras el 11-S. Desde la base deAlUdeid, EE.UU. lanzó suofensiva en Iraq y ahora dirige sus operacione­s en Siria y Afganistán. Lo cual no es ningún impediment­o para que Qatar acoja también una oficina de los talibanes.

Las primaveras árabes retransmit­idas en directo por Al Yazira pusieron los pelos de punta a los gobernante­s saudíes, acostumbra­dos a decapitar literalmen­te a la oposición. Los Hermanos Musulmanes capitaliza­ron la agitación y sulíder enEgipto, MohamedMur­si, ganó las primeras elecciones libres. En Riad, en lugar de poner sus barbas a remojar, se implicaron a fondo, junto a Emiratos Árabes Unidos (EAU), en promover la contrarrev­olución. Para alborozo de Israel, sorpresa de Estados Unidos y desmayo de Qatar y Turquía, Mursi y su gobierno fueron depuestos y encarcelad­os en un año.

Tras sofocar las primaveras árabes, Riad y Abu Dabi apretaron las tuercas a Qatar. El emir Hamid Al Thani optó por ceder el poder a su cuarto hijo, Tamim Al Thani, que en el 2013 tenía 33 años. Aun así, estos países y Bahréin retiraron sus embajadore­s de Doha durante varios meses para exigir una rectificac­ión en términos muy parecidos a los que ahora se complement­an con un bloqueo: que Al Yazira deje de agitar la política de sus vecinos y se deje de dar apoyo a los Hermanos Musulmanes y a su extensión palestina de Hamas, tras la pérdida de su refugio sirio. Gente como el predicador de Al Yazira, Yusuf Al-Qarawadi, que condena el 11-S pero que absuelve a los terrorista­s suicidas palestinos. Para más inri, Qatar habría pagado cientos de millones de euros –a través deIrán– amilicias chiíes para rescatar a miembros de la familia real qatarí secuestrad­os durante una cacería en Irak.

Asimismo, Q atar ha sido reticente al aplastamie­nto de los rebeldes chiíes en Yemen, impulsado por Riad.P ero se apuntó al bombardeo de la Libia de Gadafi junto a Francia y Gran Bretaña y sigue apoyandoas­ufacción favorita. Alalista de agravios hay que sumar que la agencia qatarí habría difundido unas declaracio­nes del emir –luego atribuidas a un hacker– en las que calificaba a Hamas y Hezbolá de “resistenci­a”.

Arabia, Egipto y sus inmediatos rivales, EAU y Bahréin aprietan, pero el ministro de Exteriores de Qatar ya ha dicho que no renunciará­n“aun apolítica exterior independie­nte y progresist­a ”. Eso no quiere decir que Qatar sea una democracia ni que practique lo que predica. Aunque de un tiempo a esta parte se haya dotado de una asamblea puramente consultiva y haya celebrado elecciones municipale­s

El afán de liderazgo de Qatar se juega también en el campo: desde la compra del Paris Saint-Germain, hasta el patrocinio dela camiseta del Barça –que sus rivales de Emiratos patrocinen al Madrid no es ningún azar– pasando por la organizaci­ón delos mundiales debalonman­o, ciclismo, atletismo y, en el 2022, de fútbol. Mientras tanto, el parlamento de Turquía acaba de aprobar el envío de tropas a su primera base militar en el exterior, cedida por el jeque TamimAlTha­ni. Hay partido.

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SAMPICS / GETTY
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