El clúster contra el cambio climático, activo
Las compañías quieren liderar e impulsar la adopción de medidas contra el calentamiento global
Las empresas tienen un papel determinante en la lucha contra el cambio climático. Cada vez más compañías son conscientes de ello y tratan de minimizar su impacto sobre el medio ambiente. Dan ejemplo, así, al conjunto del tejido empresarial y, por qué no, ganan también en reputación de marca e incluso en competitividad. No contentas con ello, varias organizaciones están decididas a liderar la lucha contra el cambio climático y la transformación hacia una economía circular. Esta semana hemos sido testigos de dos buenos ejemplos.
El martes, las cincuenta grandes empresas que integran el Clúster de Cambio Climático entregaron al Gobierno una serie de propuestas de cara a la nueva ley de Cambio Climático y Transición Energética, que debe dar forma al acuerdo de París. Se trata de compañías como Calidad Pascual, Gas Natural Fenosa, Grupo Cooperativo Cajamar, Ikea, OHL y Sanitas.
Ana Herrero, directora de proyectos y servicios de Forética y coordinadora del Clúster de Cambio Climático, resume las propuestas en siete: el establecimiento de objetivos ambiciosos, una hoja de ruta clara, mecanismos de seguimiento y revisión, un sistema de transparencia y reporting, incorporar los riesgos climáticos como parte de la estrategia empresarial, la creación de un organismo independiente, establecimiento de incentivos financieros, fiscales y económicos, y el fomento de los aspectos climáticos entre los criterios de compra o contratación pública.
El Clúster de Cambio Climático nació a finales del 2015 coincidiendo con el Acuerdo de París y está compuesto por un tercio de las empresas cotizadas en el Ibex, filiales de multinacional o empresas familiares.
Por su parte, la Agrupació de Fabricants de Ciment de Cata- lunya (Ciment Català) firmó el jueves un acuerdo voluntario con la Generalitat para un uso eficiente del uso de los recursos y la transición hacia una economía circular. Este pacto, el tercero de estas características que suscribe el sector, establece hasta 48 actuaciones concretas de prevención, reducción y control de la contaminación que se deben implantar en las fábricas de cemento durante los próximos cuatro años. Las actuaciones incluyen desde la reducción de las emisiones de partículas por chimeneas hasta la eficiencia energética, la biodiversidad y la movilidad, pasando por el uso de residuos como combustibles.
En Catalunya hay seis fábricas de cemento que suman una capacidad de producción de clínker de más de siete millones de toneladas anuales. La apuesta de la industria cementera por la minimización del impacto ambiental se ha traducido en inversiones millonarias en instalaciones y tecnología desde la firma del primer acuerdo voluntario, en el 2002.