Fujitsu: la digitalización en busca de las personas
Yoshikuni Takashige defiende que se tenga más en cuenta al CIO en la transformación de una empresa
La IA será un factor que eliminará las tareas repetitivas y potenciará las cualidades humanas
Es inevitable que el sintagma “transformación digital” aflore en el discurso delos directivos dela industria de las tecnologías de la información y se cuele en el lenguaje de los medios. Con frecuencia esos mismos directivos confiesan, en privado, su hartazgo con el eslogan pero al parecer nosehaencontrado otra expresión inteligible. Con esta anécdota empezó el diálogo con Yoshikuni Takashige. Formalmente, es vicepresidente a cargo de la estrategia y visión del marketing de Fujitsu Limited; enlapráctica, ejerce como infatigable evangelista de la visión que la compañía japonesa promueve acerca de la tan llevada y traída “transformación digital”.
Desde el 2013, la compañía publica anualmente un documento titulado Fujitsu technology and service vision; en su edición 2017 está la base doctrinal que Takashige ha venido a exponer ante un millar de clientes españoles y que minutos después condensó a beneficio de los lectores de Dinero. Creyó necesario advertir de entrada que la visión de Fujitsu no pone el acento en la mera asimilación de tecnologías, sino en la combinación de dos aspectos que, con frecuencia, son presentados como contradictorios y –lo dirá varias veces durante la charla–, en su opinión, son complementarios: las capacidades analíticas de la inteligencia artificial (IA) y la creatividad de que goza el ser humano.
“En términos generales, pensamos que la digitalización ha de entenderse como la incorporación de tecnología e inteligencia al corazón del negocio, noyaalbackoffice donde las T.I. han residido durante décadas”. Nadie discute a estas alturas qué puede hacer la tecnología por las empresas: se la reconoce como la pieza central en la resolución de todos los problemas imaginables, pero, entre tanto, han aparecido nuevos problemas y nuevos paradigmas tecnológicos. En cierto modo –añade Takashige–, “podría decir que todas las empresas se han convertido, en mayor o menor medida, en compañías tecnológicas, ya que su misma existencia se apoya en procesos digitales”.
La doctrina que Takashige ha traído a España lleva un lema que resultaría ocioso traducir: “Human-centric innovation: digital cocreation”. Subraya que la digitalización no tiene por qué ser dañina para el entorno laboral, siempre que respete los rasgos básicos de cada función y el papel de los indi- viduos; las personas –que ya la tienen asimilada en su vida diaria como consumidores– han de sentirse a gusto con la tecnología, debería ser para ellas un beneficio real y personal, no un mero factor de productividad. Y, por lo tanto, deben ser copartícipes. Eneste punto, discrepa de quienes ven en la IA una amenaza: “La inteligencia artificial es algo formidable, sólo hemos de aprender a combinarla con nuestra creatividad de seres humanos”.
El mensaje está dirigido a las empresas que han acudido al Fujitsu World Tour de este año. Deja hilos de los que al cronista le apetece tirar. Con frecuencia, las líneas de negocio de las que dependen los resultados presionan sobre los direc- tores de sistemas [CIO según la nomenclatura usual], ya abrumados por el peso de mantener viva la herencia (tecnológica) recibida, que se lleva hasta dos tercios de sus presupuestos. A veces, por esto, se les presenta como adversarios de la transformación. “Creemos que no es buena idea fragmentar la digitalización –avisa Takashige– y en ningún caso debería hacerse relegando al CIO al papel de custodio de la herencia”. En otro momento comentará el riesgo de desplazar al CIO del centro de decisión, con el falaz argumento de que la factura la paga tal o cual departamento.
Lo anterior conduce a otra advertencia .“Acelerar la transformación exige una implicación directiva al más alto nivel; es imprescindible que desde la cabeza de la organización se concuerde en una visión única, sostenible a tres o cinco años de plazo [...]”.
La principal dificultad para iniciar cualquier proyecto transformador suele estar en los interrogantes del retorno de inversión [ROI] esperable. “Es natural que un director financiero se ponga nervioso e inquiera: ¿cuál será el ROI y en cuánto tiempo? No hay respuestas así de simples”. Cree Takashige que si la decisión se aprueba al máximo nivel, el siguiente paso debería ser una prueba de concep- to, seguida de un piloto, con la agilidad necesaria [...] tiene mucho sentido prototipar la transformación digital”.
El cronista señala que el planteamiento de combinar IA con creatividad humana no disipará la controversia que suscita la primera, por lo general asociada con la automatización. Takashige tiene la réplica en la punta de la lengua: “La característica que mejor define la fuerza laboral del futuro es queserá capaz de aprovechar las capacidades analíticas de la IA: las personas se verán aliviadas de tareas repetitivas y triviales [...] Más que como una amenaza, hay que ver la IA como un potenciador de las cualidades humanas”.