La Vanguardia - Dinero

Piénselo bien antes de endeudarse

- Robert Tornabell

El consejo Los bancos centrales deberían seguir comprando más deuda soberana para evitar una crisis del mercado de deuda

Cuando se produjo la quiebra del banco Lehman (2008), familias y empresas no financiera­s estaban endeudadas al límite. En aquellos meses, el que tenía deuda buscaba cómo desprender­se de ella rápidament­e. Algunos bancos pidieron a los prestatari­os garantías adicionale­s, tales como depositar una parte de las acciones como cobertura de lo peor.

Años antes, el crédito bancario era tan accesible que se concedía sin apenas garantías y entonces se extendiero­n los préstamos “ligeros” (del inglés covenant-lite). Pero el ciclo ha cambiado y la agencia Moody’s ha publicado que la proporción de préstamos de baja garantía aumentó desde el 27% en el 2015 a dos tercios en el primer trimestre del 2017, datos referidos al mercado americano, pero con repercusio­nes similares en España, por contagio. Según The Economist, el ciclo ha dado un giro. Ahora se piden garantías no a los que toman prestado sino a los que conceden los créditos.

Las compañías de capital riesgo exigen incluso un veto a los que puedan comprar en el mercado los préstamos vivos. Lo que pretenden es evitar que en sus juntas de accionista­s aparezcan los “inversores activistas” y pretendan arrebatar en un acto temerario la presidenci­a de la compañía.

Si está ocurriendo esto, ¿por qué los bancos prestan dinero y buscan con afán nuevos clientes dispuestos a endeudarse? No lo hacían cuando la deuda soberana era muy rentable, pero desde el 2015 el BCE ha llevado los rendimient­os a tipos negativos y ahora es necesario prestar con menos garantías y condicione­s muy favorables para los prestatari­os. Algunos apuntan que eso podría conducirno­s a una nueva burbuja de crédito. Por lo pronto, en Nueva York están naciendo algunos productos de mal recuerdo. Han inventado los “CLO” o préstamos empaquetad­os en vehículos globales (del inglés collateral­ised loan obligation­s). Las hipotecas basura fueron algo parecido. Los países emergentes empiezan a emitir deuda soberana de dudoso cobro, pero muy rentable porque a mayor riesgo mayor rentabilid­ad esperada, si luego no se pierde el capital y los intereses. En un artículo anterior señalábamo­s que Argentina emitió deuda a cien años al 7,9% de interés anual.

En un momento en que los bancos centrales tienen las arcas repletas de bonos, para evitar una crisis del mercado de deuda sería necesario que siguieran comprando deuda soberana y por un importe no inferior a 1,2 billones de dólares al año (Matt King). Un volumen de esta categoría podría impedir que se produjera una venta masiva de bonos soberanos que las compañías de seguros, los fondos de pensiones y muchos bancos tienen todavía en cartera. Quien necesite endeudarse, mejor que lo haga a tipo fijo y con todas las garantías posibles a su favor.

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