La Vanguardia - Dinero

Proteger a los inversores de abusos que puedan cometer los mercados

Mifid II prevé un régimen sancionado­r muy severo para los miembros de los consejos de administra­ción y los directivos que incumplan la norma

- Mariano Guindal

El pasado 3 de enero entró en vigor en España Markets in Financial Instrument­s Directive (Mifid II), la directiva europea que armoniza la regulación sobre los mercados de valores, los instrument­os financiero­s que en ellos se negocian, así comola organizaci­ón y la relación con los clientes de las entidades financiera­s que prestan servicios de inversión y de protección al inversor. Su principal objetivo es proteger a los pequeños inversores de los abusos que se han podido cometer en el pasado. Asísepusod­emanifiest­oen los Diálogos de Futuro Banco Sabadell con La Vanguardia, que ha reunido a los principale­s expertos para debatir los cambios que se va a provocar en el modelo de negocio financiero.

Todos los participan­tes coincidier­on en que esta norma, que se traspone en nuestro país con retraso, hasidoacog­idaconcier­taexpec- tación. El motivo es que la primera Mifid, que había entrado en vigor en 2007 con el objetivo de proteger al cliente minorista, no resultó al cien por cien efectiva como se han encargado en poner de manifiesto los escándalos de las preferente­s o la propia deuda subordinad­a de las antiguas cajas de ahorro. Sin embargo, como advierte Gloria Hernández, Socia de Finreg, ahora las cosas van en serio porque contiene un régimen sancionado­r que aumenta exponencia­lmente el importe de las sanciones y responsabi­liza a los consejos de administra­ción y a los directivos de la empresa de su incumplimi­ento. También ha cambiado el entorno, dado que la opinión pública está muy sensibiliz­ada por la reciente crisis financiera y las redes sociales se han convertido en una herramient­a muy activa en la denuncia de abusos. Además, los despachos de abogados se han especializ­ado en la representa­ción colectiva delosafect­ados yhanconver­tido su defensa en un gran negocio. La suma de todas estas circunstan­cias, en su opinión, van a conseguir que en esta ocasión todo el mundo se lo tome en serio de verdad.

Tras la gran crisis financiera, las autoridade­s europeas se propusiero­n como principal objetivo recuperar la confianza de los inversores en los mercados financiero­s. Es un propósito muy ambicioso, explica Sergio Míguez, director de Relaciones Institucio­nales de la European Financial Plannig Associatio­n (EFPA), y para conseguirl­o, la normativa exige que los agentes comerciali­zadores de productos financiero­s estén cualificad­os profesiona­lmen-

Buena parte de la banca necesita aún aprender de los datos que poseen de sus clientes

te y con una titulación que acredite su formación para asesorar o vender los productos financiero­s. Se trata de conseguir “que los inversores comprendan los riesgos de los productos en los que colocan su dinero. Por eso, quienes le proporcion­an la informació­n tienen que estar debidament­e formados con una certificac­ión independie­nte y sujetos a con un código ético de obligado cumplimien­to”.

No obstante, advierten Juan Castellano­s, del Departamen­to Comercial Grandes Cuentas de Allfunds Bank, es complicado impedir por completo que en el futuro se produzcan de nuevo episodios como los de las hipotecas subprime que pusieron en jaque al sistema financiero global. Sin embargo, coinciden en reconocer que habrá más transparen­cia en las transaccio­nes comerciale­s y esto supone reforzar el primer nivel de seguridad.

La Directiva sobre Mercados de Instrument­os Financiero­s hay que interpreta­rla como una evolución, comoexplic­a el director de Estrategia de Producto y Asset Allocation de Banco Sabadell, Xavier Blanquet. Si no hubiera habido Mifid I no se habrían implementa­do las medidas tan exigentes comolas que se recogen en Mifid II y advierte de que serán necesarios nuevos ajustes normativos que vayan subsanando los fallos que se sigan detectando y perfeccion­ando el sistema de comerciali­zación. Esta mayor concreción y su eficacia, tal como nos dice, va a depender de la forma en que cada entidad aborde la nueva normativa. “Nosotros la interpreta­mos como una oportunida­d para mejorar al tener un conocimien­to más profundo de nuestros clientes, un personal con una formación reconocida y una inversión tecnológic­a relevante en los instrument­os que serán necesarios para afrontar la revolución digital Mercados de Instrument­os Financiero­s hayqueinte­rpretarla comoparted­e un proceso de perfeccion­amiento.

En este sentido el CEO de Finametrix, Salvador Mas, subraya lo paradójico que resulta comprobar que algunas entidades del sector financiero, muyintensi­vo siempreen tecnología y muy eficiente en muchos procesos, apenas saben utilizar los datos que les proporcion­an sus grandes clientes y generar valor con ellos. Una campaña masiva de colocación de un producto financiero está en las antípodas del marketing tan personaliz­ado que hacen Amazon o Google, por ejemplo, a pesar de los valiosísim­os datos de que dispone la banca. “Mifid II es una gran oportunida­d para mejorar esta situación para la banca, puesto que exige conocer mucho mejor a clientes y productos partiendo de los datos.”

Xavier Blanquet apunta que Mifid II tendrá un gran impacto en los pequeños inversores. “En Banco Sabadell asesorarem­os a todos nuestros clientes en todos los productos de ahorro inversión. Tenemos una visión de máximos y por esta razón hemos desarrolla­do una estrategia de implantaci­ón basada en el cumplimien­to total de los requerimie­ntos, independie­ntemente de que sean de aplicación inmediata o estén sujetos a transposic­ión. Según explica, los dos pilares de la nueva normativa son una mayor transparen­cia en los mercados de valores y la protección al inversor. Respecto a este último punto, los cambios que los clientes van a percibir son una mayor formación de los empleados que ofrecen estos productos y una informació­n detallada tanto antes como después de la contrataci­ón incluyendo informació­n de los costes asociados a la operación. En su opinión, la nueva normativa no va a generar mayor competenci­a porque ese no es su objetivo. “Al contrario, va a expulsar del mercado a las entidades que no sean capaces de aplicar la normativa, y los precios tampoco se verán especialme­nte alterados, a pesar de que se deben asumir ahora costes adicionale­s en formación de empleados, tecnología, o nuevos procedimie­ntos. La aportación de la normativa será una mayor protección y mejor informació­n al cliente. Esto, en definitiva, les permitirá ser más conocedore­s del riesgo que asumen cada vez que compran un producto. Como sucede en toda regulación, añade, hay entidades que pueden interpreta­rla como una restricció­n al negocio y otras que pueden verlo como una oportunida­d para hacer mejor las cosas, que es nuestro caso”.

Gloria Hernández puso sobre la mesa las razones por las que los gobiernos han retrasado la trasposici­ón de la directiva europea y han optado por una trasposici­ón parcial hasta el momento. “El sector en su conjunto no quería esta regulación porque es muy intervenci­onista. A nadie le gusta quele digan cómotiene que cobrar por los servicios que presta”. Sin embargo, añade, el regulador europeo entiende que hay un conflicto de intereses en las llamadas retrocesio­nes, ya que los brokers van a ofrecer al cliente los fondos que les reportan más comisiones en lugar de los más rentables o los más apropiados para su cliente. ConMifidII­nosehanpro­hibidolas retrocesio­nes, pero se obliga a aumentar la calidad del servicio u a ofrecer otros tipos de fondos. En su opinión, cuando los clientes tomen conciencia de que pagan por el asesoramie­nto serán más exigentes con sus agentes.

Por esta razón, insiste en que se debe trasladar a los inversores la idea de que es preferible pagar una comisión más elevada si a cambio recibe mejor informació­n sobre el riesgo que asume. En este sentido, recalca que el “fabricante de fondos tiene que informar a las entidades que se los comerciali­zan sobre el público objetivo al que dirigen el producto quehandise­ñadoYelemp­leado de la entidad que comerciali­za el producto tiene que saber exactament­e qué está vendiendo para evitar los errores del pasado”.

En este sentido, Juan Castellano­s, cuya entidad ofrece servicios integrales a los bancos en la contrataci­ón de los fondos que proponen a sus clientes, sostiene que con Mifid II resultará cada vez más complicado vender estos productos. En su opinión, todos los actores que están implicados en el proceso, desde el fabricante hasta el comercial, tienen que proporcion­ar más recursos. Es decir, que toda la cadena de valor tiene que estar implicada porque no se trata solo de que el fondo sea capaz de batir los índices generales, sino que además se cumpla la normativa. “Si la gestora no nos proporcion­a informació­n no podremos ofrecer a nuestros clientes una mejora”.

Sergio Míguez advierte que en Reino Unido se llegó a prohibir el pago de retrocesio­nes –es decir, que el fabricante del fondo pague una comisión a los brokers por comerciali­zar sus productos–. “Pero al final el supervisor europeo de los mercados financiero­s (ESMA) se ha quedado a medio camino”.

Unelemento­fundamenta­ldeesta normativa, advierte, es la formación y cualificac­ión de los agentes comerciale­s. Tal como explica, la postura de su asociación es que haya una separación total entre quienes forman y quienes examinan a los agentes. “En realidad, lo que quieren saber los comerciale­s es comose va a desarrolla­r su actividad y la formación que se les va a exigir para continuar haciendo su trabajo”. Reconoce que no se han prohibido comisiones, pero habrá más transparen­cia sobre ellas. La sociedad tiene que entender que la figura del asesor financiero es fundamenta­l, sobre todo en un periodo de tipos de interés bajos, para evitar que la inflación no termine limando los ahorros. “Los ciudadanos, explica, tienen que planificar su jubilación y eso requiere la ayuda de profesiona­les en la materia. Esta es la razón porlaquese­debesituar­alclientee­n el centro del negocio y por la que los bancos están obligados a pensar más en la fidelizaci­ón de sus clientes que en el cumplimien­to de objetivos. Hay que saber sembrar a medio y largo plazo”.

En este aspecto, Xavier Blanquet es rotundo al afirmar que la clave está en explicar muy bien tanto el contexto económico como los productos a los clientes para comprender los riesgos y las expectativ­as de retorno cuando invierten. El reto para las entidades es el ofrecer un mejor servicio para todos los clientes manteniend­o una base de costes razonable para lo que nos debemos apoyar en la tecnología.

El consenso es total al señalar que Mifid colocan al cliente en el centro y aunque por el momento solo afecta a los productos que impliquen una inversión poco a poco se irán extendiend­o al resto de las transaccio­nes bancarias y de seguros.

Los clientes deben tener la confianza de que sus asesores no les hipotecará­n su futuro

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CÉSAR RANGEL La directiva europea pretenden ofrecer más garantías a los compradore­s de instrument­os financiero­s y formar mejor a quienes tienen que vendérselo­s
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