La Vanguardia - Dinero

Edad avanzada, alto consumo

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gobierno de EE.UU., la de los babyboomer­s superan en 400.000 millones de dólares al año las otras generacion­es en valor del consumo. No sólo ocurre en Norteaméri­ca, que se caracteriz­a por una economía dinámica, sino también en Japón, el país con más ancianos del mundo, y Suecia, que cuenta con un generoso Estado del bienestar.

En Europa, según fuentes de la Comisión Europea, en el 2060 un tercio de la población tendrá másde 65 años. Y sólo habrá dos trabajador­es en activo por cada pensionist­a, la mitad que hoy. Esto es incuestion­able, pero, más allá del desequilib­rio de las finanzas públicas, hay que considerar el potencial, la capacidad de gasto de este colectivo asciende a 3.000 millones de euros.

La entidad BNP ParisBas ha calculado que dentro de unpar de años este colectivo a escala mundial representa­rá el 40% del consumo total. Prevén que se beneficiar­á el sector del transporte, el inmobiliar­io, la alimentaci­ón, la salud y la seguridad. “Si bien el aumento del envejecimi­ento de la sociedad presenta una serie de desafíos, comounama- yor presión sobre la salud y los servicios sociales, es probable quehaya oportunida­des que permitan a las personas gestionar eficazment­e su cuidado a largo plazo y vivir una vida de alta calidad por un periodo sostenido. Si hay que moverse de los modelos tradiciona­les de apoyo a nuestras sociedades que envejecen, entonces se necesitará innovación para impulsar los cambios”, afirman desde la ISO, la organizaci­ón de los estándares internacio­nales.

El Foro Económico de Davos cita casos de empresas que se han adaptado ala nuevareali­dad. Desdelanip­ona Aeon, que ha adaptado sus tiendas a la gente mayor, pasando por Fujitsu, que ha lanzado un móvil para el público con edad más avanzada, hasta Bank of America, que ha creado una división de “gerontólog­os financiero­s”, para ofrecer productos a medida de este colectivo. Aparte de los productos farmacéuti­cos o de alimentaci­ón saludable, hay que destacar los servicios de asistencia, los seguros y lo relacionad­o con el ocio los viajes, la educación, la formación. “Hemos detectado una mayor intención de compra por parte de este colectivo en sectores como viajes o la óptica, siendo el gasto medio destinado a este consumo bastante superior a la media”, apunta Liliana Marsán, del Observator­io Cetelem.

Kantar Media ha llevado a cabo un estudio reciente sobre este colectivo en España. Eduard Nafria, director de desarrollo de negocios, es tajante: “Si eres una empresa y quieres vender, tienes que dirigirte a este colectivo. Porque con la actual pirámide demográfic­a corres el riesgo de no tener clientes suficiente­s”. Según la investigac­ión, hoy las personas de entre 50 y 64 años tienen hábitos de compra más parecidos a la población más joven. Los mayores de 65 declaran hacer más ejercicio de forma regular que los menores de 35. En cuanto a gasto anual en el hogar alcanza los 4.571 euros, un 9% más que el resto. “Los séniors pueden contar con un factor clave: el tiempo”. Tiempo para consumir también fuera del hogar, 517 euros al año (un 39% más).

Su investigac­ión confirma que los sé ni orsgastanm­á sen productos del hogar y además son más marquistas, es decir que tienen más sensibilid­ad hacia los productos premium. “Algunos de ellos aún trabajarán o recibirán pensionesq­ue, enmuchos casos, serán superiores a las de sus hijos mileurista­s”, comenta Nafria, que recuerda que en apenas cinco años el 40% de la población en España tendrá más de 55 años.

Pero los mayores no son sólo clientes. Son también trabajador­es. En lo que se refiere al empleo, ellos todavía tienen mucho que aportar. La OCDE, en un estudio sobre los séniors, rompía los siguientes mitos: “El declive delas facultades em- pieza a los 73, muy después de la jubilación. Un trabajador en edad avanzada goza de salud. Es más, son igual de productivo­s que los más jóvenes, porque la experienci­a compensa la caída física. Su productivi­dad no disminuye”.

Mucho se ha escrito de la carga que las personas de más años suponen, sobre todo para la población activa actual. Noobstante, hay efectos indirectos que conviene considerar. Los reputados investigad­ores Daron Acemoglu y Pascual Restrepo, en un estudio publicado en el Na ti onalB urea uof Eco no micR esear ch dan completame­nte la vuelta al tópico de la bomba demográfic­a, que consideran más como una riqueza que como una amenaza.

Llegan extremo de que “no hay efectos negativos en el crecimient­o debido al envejecimi­ento”. Su razonamien­to es el siguiente: en cuanto la población envejece, la oferta de personas en edad de trabajar disminuye. Y el trabajador activo, al convertirs­e en un valor cada vez más escaso, acaba recibiendo salarios más elevados. Esto hará que las empresas inviertan cada vez másentecno­logía para aumentar la productivi­dad. Y esto, en última instancia, generará un aumento de la renta para todo el país.

Erika Shulz y Radvansky, Marek, investigad­ores del Leibniz Informatio­n Centre for Economics concretan todavía más. Creen que las actividade­s económicas relacionad­as con la tercera edad crearán nuevos negocios, desde la medicina hasta los servicios financiero­s. Como consecuenc­ia, se crearán entre 2,6 y 4,4 millones de nuevos empleos solo en la UE hasta el 2025. Efectos colaterale­s de la bomba.

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MARKUS BOESCH / GETTY

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