La reinvención del diésel para una conducción libre de mitos
Mazda confía en el potencial de los motores de combustión de gasolina y diésel para ser más eficientes
“No te compres un diésel”, escuché. “Quedará obsoleto en el futuro”, me insistieron. Era febrero. En España, si bien con una caída que se arrastra en los últimos años, el 48% de las matriculaciones en el 2017 aún fueron de vehículos de gasóleo. “Futuro, no lo sé, pero presente sí tiene”, pensé. “¿Será otro mito?”.
Los mitos nacieron con el mismísimo origen del universo. Desde ese mito de la creación, infinitas historias –verdaderas y falsas– han acompañado al ser humano hasta nuestros tiempos. Uno de ellos, tan recurrente como complejo para descifrar la realidad que oculta, es el mito del diésel. Aquel que convertido en pregunta sería: ¿tan negativo es conducir un coche diésel para el planeta? En un contexto de auge de los motores eléctricos y la tecnología híbrida –las matriculaciones han crecido un 39% en el primer trimestre del 2018–, el mito coge fuerza, y el diésel plantea dudas acerca de su supervivencia: ¿está muerto?
Fabricantes automovilísticos como Mazda tienen clara la respuesta. No. Apoyados en datos oficiales, se esfuerzan para dar visibilidad a las verdades ocultas en el imaginario popular. Ylo que es más importante, innovan para aportar soluciones ante los retos del futuro: ofrecer placer en la conducción con un elevado compromiso por el cuidado del planeta. La firma japonesa mantiene su confianza, casi a contracorriente, en el potencial que los motores de gasolina y gasóleo pueden desarrollar en el futuro. Tanto es así, que confía en la supremacía de los vehículos con motor de combustión en el 2035, con una estimación del 85% sobre el total de los comercializados.
Así lo plasma la compañía en su plan Zoom-Zoom Sostenible 2030. El objetivo marcado en verde es reducir a la mitad las emisiones de su gama de vehículos en el año 2030. ¿Cómo? Con la vista puesta en la innovación en tecnologías en clara progresión, como la hibridación y la electrificación, pero de manera concienzuda en la optimización de los motores gasolina y diésel. “No cejaremos en nuestro empeño de intentar desarrollar el motor de combustión ideal”, aseguran desde Mazda. Un compromiso plasmado en I+Dque viene acompañado de una necesidad de desmitificar los grandes pecados capitales del diésel.
El baile de cifras, a favor y en contra de los motores de combustión interna, es real. Tanto como la verdad silenciosa tras algunos de esos datos. Los vehículos dotados con motor diésel están considerados el mayor problema para la creciente mala calidad del aire en las ciudades. Sin embargo, en una capital como Madrid, las emisiones de CO y NOxse ha reducido en un 20% y 30% respectivamente en la última década, siendo las actividades derivadas de los sectores residencial, comercial e industrial las que contribuyen en más del 50% a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Otra de las afirmaciones más extendidas que perjudican de rebote al diésel es, en realidad, una verdad a medias: el coche eléctrico no contamina. En esencia, este tipo de vehículos no emiten gases contaminantes. El problema surge de las tecnologías utilizadas durante las fases de producción de la electricidad, del pozo a la rueda, lo que pone en entredicho el concepto “libre de emisiones”. Yel 2017 no ha sido un buen año para las energías renovables en España, con un descenso en su cuota de participación en el proceso, que se situaba en el 33%. Un hecho que ha provocado un incremento del uso de combustibles fósiles para generar la electricidad y, por lo tanto, un aumento de las emisiones de CO , lo que lleva a entender que un coche eléctrico puede emitir al final más que un vehículo diésel.
Ante este escenario, lleno de mitos, el equipo de ingeniería de Mazda trabaja en sus nuevos motores Skyactiv de gasolina y diésel para que sean un 30% más eficientes. De esta manera, los motores tecnológicamente avanzados de combustión interna se convertirán en una opción real frente a los híbridos y los eléctricos en las grandes ciudades, donde las restricciones comenzarán en breve a ser una realidad.