El tirón de paseo de Gràcia
“El paseo de Gràcia ha puesto a Barcelona en el mapa mundial de las compras”, asegura tajante Luis Sans, propietario de Santa Eulalia –una de las boutiques más prestigiosas de la avenida–, presidente de la asociación comercial que cuenta entre sus asociados con marcas como Burberry, Sotheby’s, Chopard, Hermés, Louis Vuitton o Mandarin Oriental. Aunque la concentración de firmas de lujo es elevada, “el éxito de paseo de Gràcia es el mix de marcas prémium y populares, así como que alberga museos, arquitectura y oferta hotelera y gastronómica concentrados en una calle, una fórmula única en el mundo”, afirma Sans.
El precio del metro cuadrado de los locales del paseo de Gràcia se situaba en el 2016 en unos 3.000 euros, según el último Informe Ascana sobre calles comerciales en Europa. Un precio muy alejado de los más de 25.000 euros que pagan las selectas marcas que se instalan en la londinense Bond Street, los cerca de 13.000 euros por metro cuadrado de la Via Montenapoleone en Milán o los más de 11.000 de la avenida de Champs-Elysées en París.
Aunque Santa Eulalia se nutre básicamente de clientela local –un 60% de sus compradores son españoles–, la mayoría de las marcas de lujo internacionales de la avenida barcelonesa están enfocadas al turismo. Algunas, como Louis Vuitton, tienen un 90% de clientela internacional. “Las marcas con fuerte implantación en China son las que más venden a la clientela asiática”, señala Sans. Pero poco a poco, los consumidores chinos, todavía muy marquistas, empiezan a descubrir marcas locales, como Masriera o Lupo.
Otro de los segmentos que más han crecido en los últimos años en Barcelona han sido los hoteles de alta gama. En pocos años se instalaron marcas como Mandarin Oriental o W, que dispararon también la demanda de turistas de lujo en la ciudad. “El problema de los establecimientos de lujo en Barcelona es que el mercado local es muy pequeño, no comparable con lo que sucede en grandes urbes, como Londres o París”, apunta Ramon Borrell, consejero delgado del grupo hotelero Selenta, propietario del Sofía, que ha reposicionado totalmente, y que también abrirá un hotel Nobu en la capital catalana. “Para el sector de hostelería y restauración, es clave tener un componente importante de clientela local, que genera rotación y masa crítica”, asegura. En Barcelona, apunta, “todavía faltan algunas grandes marcas internacionales –Hyatt o Four Seasons– para terminar de situarlo en el mapa”, asume.
El estudio de Bain & Company revela que Barcelona es el primer mercado de bienes de lujo en España, con un valor de 2.200 millones. “Barcelona lleva 15 años de desarrollo y sigue en ebullición, aunque los acontecimientos de los últimos meses –atentados, turismofobia y agitación política– han provocado que el turismo de alto poder adquisitivo se resienta”, resume Luis Sans, que pide el apoyo de las diferentes administraciones.