Las ‘start-ups’ tecnológicas se profesionalizan para crecer reforzadas
Barcelona y Madrid están ahora mismo entre las diez ciudades del mundo más solicitadas para implantar negocios de alto valor tecnológico
Barcelona y Madrid en los últimos años se han situado entre las diez mejores ciudades para emprender en Europa. Ya no es un proyecto sino una realidad, como afirma su presidente Miguel Vicente: “Solo en Barcelona trabajan en el ecosistema digital más de 30.000 personas y nos hemos convertido en un referente mundial”. Cuando salen de la universidad, los jóvenes prefieren crear una start-up, una empresa que tiene un fuerte componente tecnológico, antes que ser funcionario o trabajar para una empresa.
Para abordar esta cuestión, Diálogos de futuro Banco Sabadell con La Vanguardia ha reunido a los responsables de cinco “startups tecnológicas” y el vehículo de innovación de la entidad financiera, con el fin de conocer los detalles desusrelaciones conlos inversores y de la transición hacia su madurez. Como comenta Ferran Jover, Co-Fundador y Ceo de Carnovo –empresa dedicada a comparar ofertas de concesionarios oficiales de España en menos de 24 horas– “somos un sector muy serio donde mandan los clientes. Cada vez más exigen transparencia, rapidez y comodidad yeso está generando buenas oportunidades de negocio”. En su opinión, ya se han superado los primeros años de aprendizaje y existe una elevada profesionaliza ción, que es el único camino para consolidar sus proyectos empresariales.
Recuerda que la gran mayoría de start-ups no utilizan fuentes de financiación tradicionales, como pueden ser créditos de bancos y otros vehículos similares, sino que optan por el capital aportado por inversores a cambio de un porcentaje de la empresa. Van desde el venture capital hasta el private equity, que aportan fondos en etapas más avanzadas.
El gran cambio que se ha producido es que antes eran los inverso- res quienes elegían las empresas donde invertir y ahora son las start-ups las que empiezan a seleccionar a los inversores que más les convienen y que más valor añadido les aportan: “Estoy viviendo en un sector en pleno crecimiento, muy dinámico que atrae a jóvenes universitarios y que, por tanto, capta mucho talento”.
Respecto a la cooperación de las start-ups con las grandes corporaciones financieras, argumenta que “estamos condenados a entendernos porque nos necesitamos mutuamente”. Considera quelas nuevas generaciones van a marcar la tendencia del mercado cada vez más: “Son muy exigentes como consumidores y, por tanto, van a poner las reglas de juego a las empresas de servicios”.
Miguel Vicente, co-CeodeAntai –fábrica de start-ups, y que ha coemprendido más de 15 negocios
digitales en ocho países, como Wallapop, Cornerjob o Prontopiso, entre otros– afirma con rotundidad que “estamos mejor de lo que creemos, pero aún nos lo tenemosquecreer”. El Pier 01 Barcelona Tech City está considerado por la revista Forbes como uno de los cinco mejores clústeres del mundo, según nos recuerda, es la cuarta ciudad por volumen de inversión y la tercera por atracción de talento. “Esto se ha conseguido después de veinte años de trabajo, se ha creado un círculo virtuoso porque cuando tienes talento atraes al capital”. En su opinión, tanto Madrid como Barcelona están en condiciones para atraer a las grandes plataformas tecnológicas como Facebook o Amazon. “No hay ningún inconveniente para que el próximoSpotify se cree en Barcelona”. En este sentido subraya que los fondos internacionales han invertido en Barcelona 1.200 millones (incluidas ampliaciones de capital y adquisiciones) durante el último año y medio, situándose al mismonivel que París.
Estas expectativas podrían tener aún mayor desarrollo con una regulación a la medida. “Falta una regulación adecuada de las stock options, que estimule a que los emprendedores quieran ubicarse en Barcelona”. También reclama una legislación laboral especial, que agilice los visados y los permisos de residencia para quienes quieran instalarse en España y desarrollar sus ideas innovadoras. Miguel Vicente aporta un dato contundente que debería dar pie a una reflexión por parte de las autoridades: los fondos de capital riesgo internacionales disponen de 200.000 millones para invertir en empresas que ofrezcan oportunidades de negocio. Ahora es el emprendedor quien elige al inversor que más le conviene y no solo se busca dinero, sino también seguridad, proyectos ycom ple mentari edades. Lo ideales mezclar lo mejor de las corporaciones con lo mejor de las start-ups. Por ello se están haciendo alianzas y las grandes empresas están colocando a sus mejores ejecutivos en el área digital, aunque corran el riesgo de “auto ca ni balizarse ”.
Erik Brieva, CEO de Strands –compañía que desarrolla tecnología financiera que permite a los bancos ofrecer a sus clientes experiencias personalizadas– argumenta que tras una década de aprendizaje, el gran reto es que las start-ups se conviertan en scaleups, es decir, que superen sus fase inicial de creación y lanzamiento del producto para convertirse en una empresa que crece expo- nencialmente y con estabilidad. Este empresario con enorme experiencia internacional, asegura que el hub de Barcelona es uno de los más importantes del mundo y se encuentra en una situación envidiable. “El hecho de ubicarse en un país latino le proporciona un toque de creatividad y adaptabilidad que no seda en SiliconV al ley ”.
Argumenta que las autoridades han realizado importantes avances en los últimos quince años, pero ahora se requieren nuevas medidas para afrontar la situación. “Lo más difícil es gestionar el crecimiento, ya que el principal riesgo de una start-up es que, si no sabe crecer, se muere”. Tal como explica, una start-up se crea con un emprendedor y un grupo de ingenieros, pero en la medida en que se va desarrollando necesita incorporar a un equipo comercial, a un director financiero, a un jefe de personal, un experto en tributos… “Tenemos que comprender que cada etapa tiene sus características y nosotros ya hemos superado el momento del inicio. Ya no se gestionan personas, sino procesos”.
Brieva escribe unacarta a los Reyes Magos, en la que en primer lugar, pide a las autoridades públicas una bajada de impuestos para las empresas tecnológicas que comienzan, o al menos una exención fiscal en sus primeros años de actividad. El segundo elemento es que se permita competir a Madrid o a Barcelona con otras capitales del mundo en la captación de talento. “Somos muy competitivos a la hora deatraer gente defuera, pero tenemosenormes trabas para dar un visado y un permiso de trabajo, sobre todo para los jóvenes de otros países. Encuantoala financiación, echa en falta capital para apoyar los procesos intermedios, “paradójicamente, es más fácil conseguir 20 millones para una expansión internacional, que capital semilla para iniciar un proyecto o un par de millones para escalar la empresa”.
Julio Martínez, director ejecutivo de InnoCells – hub de negocios digitales y vehículo de innovación de Banco Sabadell– sostiene que las grandes corporaciones jugarán un papel más relevante en el ecosistema emprendedor para atraer talento y adoptar nuevas tecnologías. “Es muy difícil que un corporate tenga todas las ideas, agilidad, recursos y talento para sobreponerse a las oleadas de innovación del mercado”, reconoce. Yexplica, para aportar másvalor al cliente final, las empresas buscan colaboración con start-ups y players digitales. “Es crítico que estas iniciativas arranquen desde la centralidad estratégica del core business y cuenten con el respaldo de la dirección general”.
Según argumenta, las start-ups tienen un liderazgo innovador y tecnológico reconocido y el apoyo al ecosistema es clave para que “cada vez más players busquen mejores formas de satisfacer las necesidades de los clientes finales”. Y señala: “Hay que generar mecanismos de relación adecuados para evitar el efecto pompa de jabón: no debilitar los atributos que diferencian a las start-ups y que los corporates buscan”. Asimismo, argumenta que “las corporaciones tienen dificultades para atraer a los jóvenes con mayor talento que, a menudo, se decantan por opciones menos tradicionales”, por lo que “se están desarrollando plataformas flexibles e independientes, como InnoCells, encaminadas a generar un contexto mucho más atractivo, donde se premia asumir riesgos y fracasar”. Y concluye: “Lo fundamental no es tanto el volumen de inversión, sino la orientación a la colaboración y la capacidad de que genere un cambio interno en las grandes empresas”.
Laura Urquizu, Ceo de Red Points –empresa que combate las falsificaciones y la piratería en la red, mediante una tecnología que le permite rastrear grandes volúmenes de información aporta una visión exigente. “Es cierto que el ecosistema del emprendimiento ha madurado, pero está muy lejos de resultar autosuficiente”. Señala que el problema de las tecnológicas europeas frente a las norteamericanas es que la UE no está concebida como un mercado doméstico y, en consecuencia, cada nación tiene sus propias reglas de juego.
No obstante, matiza que el perfil del emprendedor ha cambiado. Hace más de doce años se produjo una oleada de jóvenes sin experiencia laboral, pero ahora muchos de ellos tienen una carrera profesional previa y con su experiencia dan mayor solidez al proyecto. Encuanto a la internacionalización es rotunda: las start-ups tienen que pensar en clientes y no en países. En su opinión, hay muchos negocios nuevos por conquistar, comolos relacionados con la tecnología blockchain, que será una innovación tan importante como en su día fue internet. Se trata deunaformanuevadeconstruir tecnología eliminando intermediarios, que debemos concebir como el viaje de un producto en el que conoceremos el ADN del cliente cada vez que realice una transacción en internet y esto va a repercutir de lleno en nuestro negocio.
Vicente Arias, fundador de Coverfy –App-empresa que organiza seguros y permite gestionarlos en el móvil–, argumenta que la clave va a estar en“ponerla tecnología al servicio del cliente gracias ala captación del talento queseencuentra dentro y fuera de España”. Coincide con el resto de ponentes en que estamos en un entorno de consolidación de las start-ups, pero faltan reglas: por ejemplo, que la universidad las potencie en sus aulas. En este sentido aporta una reflexión: se ha atraído mucho talento, pero ya hay mucha competencia para captarlo, y algo parecido sucede con la inversión, hay dinero y muchasempresasquelodemandan.
El capital riesgo tiene 200.000 millones para invertir en empresas que ofrezcan negocio La demora en tramitar visados y permisos de trabajo frena la atracción de talento tecnológico