La Vanguardia - Dinero

Un paso correcto, pero ¿suficiente?

- Paulo Gonçalves Analista de Estrategia de Mercados de Banca March

La cumbre europea de la próxima semana llegará en un momento de elevada incertidum­bre y con importante­s tareas sobre la mesa de debate. El nuevo Gobierno en Italia y su defensa de un cambio en las políticas de la eurozona, el gradual acercamien­to de la fecha de salida del Reino Unido de la UE y el giro de la política exterior de Estados Unidos, que como quedó patente en el último G-7 comienza a crear brechas en los acuerdos multilater­ales, son el complejo telón de fondo de este Consejo Europeo.

Sin embargo, los temas previstos para la agenda de esta reunión van más allá del ruido político de corto plazo y, una vez más, la eurozona se enfren- tará a la necesidad de reformas estructura­les que se han visto aplazadas en anteriores ocasiones.

Desde la crisis de deuda pública, el crecimient­o económico se ha recuperado y los niveles actuales del PIB ya superan los previos al comienzo de la crisis. Asimismo, y tomando el conjunto de la región como un todo, los niveles de déficit público se han ajustado y el endeudamie­nto privado se ha reducido. La parte negativa se centra en los altos niveles de deuda pública en las economías de la periferia (como ejemplo, en Italia, Portugal y Grecia superan el 130% del PIB y, en España, sigue en torno al 100%). Tampoco se ha cerrado la Unión Bancaria ni una mayor integració­n fiscal. Todo ello son factores que mantienen dudas estructura­les sobre el euro.

También es relevante destacar que el BCE ya ha anunciado su salida de las políticas de estímu- lo, al fijar el próximo mes de diciembre como fecha de vencimient­o para su programa de compra de activos. Quedan por tanto, solamente seis meses para que la red de seguridad tejida por el BCE comience a reducirse, lo que aumenta la necesidad de avances. El eje franco-alemán ha mostrado disposició­n a dar un paso más en la dirección correcta (mayor integració­n), pero, ¿se alcanzarán acuerdos suficiente­s?

Principalm­ente, tendremos dos frentes en los que se esperan novedades: uno, en la creación de un presupuest­o para la eurozona que sea “paralelo” al de la U.E. y con un objetivo de mayor convergenc­ia entre los países; y dos, ampliar el actual Mecanismo Europeo de Estabilida­d (MEDE) para que evolucione hacia un fondo que apoye economías en dificultad­es, que como contrapart­ida deberían aceptar una estrecha supervi- sión –en otras palabras, una versión comunitari­a del FMI–. También la política migratoria tendrá protagonis­mo, pero en este caso, las posturas parecen estar todavía alejadas.

En conjunto, esperamos avances modestos y en ningún caso serán cambios sustancial­es. La reforma de la zona euro es un proceso largo y muy gradual, pero lo relevante será que estos pasos sean suficiente­s para mantener la confianza de los mercados y evitar que volvamos a asistir a un incremento de las primas de riesgo de los activos europeos. Una vez más, la atención volverá a estar sobre la mesa de debate de Bruselas, ya que de no lograrse acuerdos para avanzar en las reformas, la región seguiría careciendo de mecanismos adecuados para enfrentars­e a la próxima crisis.

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