José Luis Martínez Campuzano
Capacidad de adaptación
El debate en Europa sobre la normalización monetaria se ha convertido en un nuevo factor de incertidumbre en los mercados. Lo llamativo del tema es que se produce precisamente cuando el BCE ha sido más explícito sobre su estrategia futura con el objetivo final de ofrecer más certidumbre.
La curva de tipos se adapta a los mensajes de la autoridad monetaria. Pero en otros momentos pasados ocurría lo contrario. Las dudas son compatibles con la mejora de la rentabilidad de la banca, consecuencia de la mayor eficiencia operativa conseguida tras los ajustes llevados a cabo y por la mayor actividad crediticia. Pero no parece ser suficiente para los analistas que demandan mejores números en los márgenes.
El Banco Internacional de Pagos publicó hace unas semanas un trabajo que respondía a esta cuestión: ¿qué implicaciones tiene un periodo prolongado de tipos de interés bajos sobre la estabilidad financiera? Una mejora sostenible de la rentabilidad es la principal premisa para la estabilidad del sector. La principal conclusión del trabajo confirmaba la capacidad de adaptación de los bancos, encontrando caminos alternativos a los márgenes para mejorar su rentabilidad. Desde recortes de gastos hasta la digitalización, con más ganancias de eficiencia operativa y en el servicio al cliente. El BIS también descartaba que se estén asumiendo riesgos excesivos que debiliten el balance. Es difícil que esto ocurra dada la regulación extrema actual y la exigente supervisión sobre el sector.
Detrás de los bajos tipos de interés oficiales hay factores coyunturales y otros estructurales. Que se superen los primeros ya permite el inicio de la normalización de tipos, pero los factores estructurales limitarán su escalada. Los bancos seguirán encontrando lo mejor de todo este proceso.