Más que una compañía de danza
Fundació Ballet de Catalunya se afianza como compañía y busca inversión para crear su propia academia El 26 de abril del 2016, coincidiendo con el día internacional de la Danza, nació la Fundació Ballet de Catalunya (BNC) con la voluntad de “llenar un vacío que desde hace décadas se reclamaba en Catalunya como era el de disponer de una compañía de danza autóctona”. Su estreno no fue hasta el pasado mes de noviembre y tuvo lugar en el Centre Cultural Terrassa, donde es compañía residente. Entre bastidores figuran Leo Sorribes, director de la compañía y quien se define a sí mismo como un bailarín frustrado; el bailarín profesional Elías García, quien ejerce de director artístico, y la bailarina amateur Marina Quera, directora ejecutiva.
Ahora, este trío de aventureros busca financiación para crear la Academia del Ballet de Catalunya dentro de la Fundació Ballet de Catalunya. “Estamos en negociaciones con business angels y busca- mos también patrocinadores y acuerdos con instituciones sensibilizadas con el mundo de la danza”, explica Sorribes. “Una academia de danza es un negocio rentable, será el motor económico de la fundación, lo que realmente aportará beneficios”, señala el director de la compañía. En el primer año de funcionamiento de la academia confían en alcanzar los 100.000 euros de facturación. Para ello el BNC quiere captar 315.000 euros para la construcción y adecuación de las salas del espacio que debe ocupar la academia, en una antiguo recinto industrial de Terrassa conocido popularmente como la Farinera.
A punto de finalizar su primera temporada como compañía de danza, la Fundació Ballet de Catalunya cuenta con 23 trabajadores y una facturación de 120.000 euros conseguida mediante la venta de entradas, el dinero captado con patrocinios más los ingresos generados por la realización de cursos. En total se han realizado cinco actuaciones esta temporada, que han contado con unos 5.000 espectadores.