El centro de gravedad gira hacia el Asia-Pacífico
Estrategia China puede llenar el vacío que deje Estados Unidos y Occidente con un aumento del intercambio comercial con Oriente
El “America first” de Donald Trump está reconfigurando los flujos comerciales e inversores hacia Asia-Pacífico en detrimento de Occidente. Un impetuoso Trump, obsesionado con intentar reducir el déficit comercial estadounidense con China y la UE, desencadenó un carrusel de conflictos comerciales. También abrió frentes con Canadá, México, Japón, Corea del Sur, Rusia, Turquía y otros países, provocando unas incertidumbres que perjudican a todos. También a EE.UU. Además, Trump minusvalora el rol de los organismos internacionales que son la base del orden vigente desde 1945.
Los acontecimientos confirman una gradual transición hacia otro incierto orden global:
a) Se acelerará el traslado del centro de gravedad mundial desde el Atlántico hacia Asia-Pacífico. Barack Obama, consciente del giro, reaccionó firmando en 2016 el Acuerdo Transpacífico (TPP). Pero, a la vez, evitó debilitar las relaciones con la UE negociando un Acuerdo Transatlántico (TTIP). Una doble y acertada apuesta estratégica finiquitada por Trump a partir de enero de 2017.
b) China llenará los vacíos que deje EEUU en Oriente incrementando el comercio “intra-asiático”, en detrimento del existente con Occidente. Y reforzará su rol en la conformación de las nuevas reglas y valores que regirán el nuevo orden mundial. Lidera los Brics y es el primer socio comercial de las regiones y países emergentes y en desarrollo. Y cofinancia costosas inversio- nes en infraestructuras, como la Iniciativa “Belt and Road”, las nuevas Rutas de la Seda que favorecen su expansión comercial, aunque a costa de endeudarse excesivamente.
c) El mundo será también menos occidental debido a los cambios demográficos. La población crece sobre todo en Asia y África, mientras Europa envejece rápidamente: 510 millones en la UE frente a unos 1.300 en la vecina África. Una creciente brecha social que acrecienta las presiones migratorias.
d) La UE, dividida por las disputas internas, un incierto Brexit y una mala gestión de la crisis migratoria, debería sumar consensos para emprender reformas políticas y económicas. Si no reacciona, seguirá perdiendo peso específico en el concierto mundial.
e) La UE también debe priorizar Asia-Pacífico. Las relaciones con China son y serán difíciles. El discurso oficial de Pekín en favor de una mayor apertura comercial e inversora suele chocar con la falta de reciprocidad por parte china. Bruselas acertó al firmar el 17 de julio un acuerdo comercial con Japón (Jefta) que se suma a los de Corea del Sur y Singapur. Y al firmado con Canadá (CETA), vigente provisionalmente desde septiembre de 2017. Y debe acelerar, entre otros, los que se negocian con Australia, Nueva Zelanda, México, Mercosur.