La racionalidad financiera y las leyes de la biología
Hace cinco años Eugene Fama recibía el Nobel de Economía por su hipótesis de los mercados eficientes, según la cual los precios de los mercados financieros ya incorporan toda la información relevante. La idea es que son tan racionales que intentar ganarle la partida al mercado es inútil. Fama recibía el Nobel, paradójicamente, junto a Robert Shiller, que había postulado la exuberancia irracional que los mercados vivían antes de la última crisis. Tras la caída de Lehman Brothers, Shiller y otro Nobel, Akerlof, publicaron Animal spirits, donde recuperaban los espíritus animales a los que aludía Keynes para reivindicar el papel de la psicología en una economía que había tratado de olvidarla para ser más científica. Keynes veía que si bien la economía suele tener motivaciones racionales, también pueden gobernarla los espíritus animales, que a veces nos paralizan y otras nos llenan de euforia. Y explican las depresiones, el desempleo y los ciclos inmobiliarios.
Ahora Andrew W. Lo, director del laboratorio de ingeniería financiera del MIT, hace su síntesis con La vertiginosa adaptabilidad de los mercados financieros, en el que pide una nueva manera de pensar esos mercados y la conducta humana. Su hipótesis: inversores y mercados financieros siguen más los dictados de la biología que de la física, porque somos un conjunto de organismos vivos que luchan por sobrevivir y no objetos inanimados sujetos a las leyes inmutables del movimiento. Los mercados financieros son producto de la evolución humana y siguen sus reglas: competencia, innovación, reproducción y adaptación. Los precios de los mercados no siempre reflejan toda la información disponible sino que a veces sufren fuertes reacciones emocionales como el miedo y la avaricia. La sabiduría de la multitud se ve arrollada a veces por la locura de las masas. El enfoque racional sigue siendo valioso –sobre todo, ironiza, para doctorados en Finanzas que van a tener sueldo de Wall Street– porque la locura de las masas remite y la sabiduría de la multitud regresa. Se trata, concluye, de hallar un marco conceptual más completo que incorpore el factor miedo. Él lo hace a través de excursiones a la psicología, la biología evolutiva, la neurociencia y la inteligencia artificial para conciliar racionalidad y evidencia empírica en un marco consistente. Yadaptativo.
Tras dos décadas de nueva economía, la sociedad aún pugna por entender su impacto en nuestras vidas. Ya no se trata de hablar de los sueños de SiliconV al ley sino de cómo esos sueños ya han impactado radicalmente en nuestra vida diaria, por ejemplo a través de apps colaborativas salvajemente competitivas. Un mundo líquido –en la informe metáfora de Zygmunt Bauman– de transformación incesante en el que la realidad es cada vez más virtual que real, recuerdan los autores de este libro sobre las estrategias y las técnicas de marketing y comunicación de la nueva economía. Una economía en la que la comunicación es la clave, apuntan, que vertebra las relaciones que conforman la gran red que es hoy nuestro mundo. Para diseñar estrategias comunicativas de éxito en él, señalan, es necesario un enfoque de 360 grados. Una visión omnic anal que combine acciones de marketing, publicidad y relaciones públicas, online y offline, para generar sinergias y ganar encoherencia. Y que empodere a usuarios, empleados y colaboradores ofreciéndoles contenidos deinterés, escuchándoles, monitorizando sus comportamientos y estableciendo un verdadero diálogo con ellos. Una visión, por último, en la que la adaptación al cambio y el aprendizaje constantes estén en el centro.
La sabiduría de la multitud, recuerda, se ve arrollada a veces por la locura de las masas