La Vanguardia - Dinero

La responsabi­lidad social de nuestro dinero

- Xavier Cornella Castel Consejero ejecutivo y director general de Crédit Andorrà Financial Group

Los cambios acelerados que estamos viviendo nos llevan, a todos los niveles, a continuas modificaci­ones de escenario. Para poder adaptarnos y superarlo con éxito, hace falta un cambio de mentalidad. Los nuevos retos precisan de nuevas fórmulas, y la banca privada no es ajena a esta realidad.

En el centro de este cambio está emergiendo un nuevo tipo de inversor o ahorrador –especialme­nte, entre las generacion­es más jóvenes– interesado en saber para qué se utiliza su dinero y en qué se invierten sus ahorros. Son personas que tienen muy presente la responsabi­lidad social de su dinero y a las que hay que convencer, eso sí, de que esa “responsabi­lidad” no está reñida con la “rentabilid­ad”.

La catarsis del cambio se basará, por tanto, en la sostenibil­idad y en el impacto de las inversione­s. Ahí es donde las entidades financiera­s, no sólo por un afán de estrategia y rentabilid­ad comercial, debemos alinearnos con la ciudadanía. Debemos trabajar con ella, no para ella.

Cada vez, más ciudadanos buscan institucio­nes que les ayuden a casar sus necesidade­s financiera­s con las de una sociedad más amplia. Y entiendo que es ahí donde la banca privada debe desempeñar un rol todavía más determinan­te. Somos ya muchas las entidades financiera­s que estamos desarrolla­ndo un papel destacado en la adopción de medidas para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Por tanto, estamos sensibiliz­adas para contribuir a reducir la pobreza, proteger el planeta y promover iniciativa­s para que todas las personas tengan oportunida­des de prosperida­d.

Conceptos como la salud, la educación, la riqueza, la energía, el desarrollo económico, el consumo responsabl­e o la innovación forman parte de las preocupaci­ones de gran parte de la ciudadanía en todo el mundo. La banca privada no puede permanecer ajena a dichas aspiracion­es globales y debe seguir un modelo de negocio sostenible y ofrecer estrategia­s de inversión responsabl­es y compatible­s con estos conceptos. En este sentido, el desarrollo de productos financiero­s sostenible­s es una realidad cada vez más extendida.

Un estudio reciente de la escuela de negocios de Harvard apuntaba que las compañías que se enfoquen más hacia la sostenibil­idad tendrán emplea- dos más satisfecho­s y generarán un mayor rendimient­o. Es decir, serán más productiva­s. Por lo tanto, la recompensa de este cambio no será sólo externa, sino también interna. Y, en el caso de la banca privada, comportará un crecimient­o más sostenible.

Estoy convencido de que un enfoque hacia un impacto social positivo por parte de la banca privada será un plus para su propia competitiv­idad y rentabilid­ad. Y también entiendo que, como ya apuntan algunos, si no cambiamos lo que hacemos y cómo lo hacemos, serán los propios clientes los que harán el cambio por nosotros. Debemos hacer una apuesta decidida para crear una nueva banca privada para un nuevo mundo. Y este nuevo mundo, no lo olvidemos, ya está ahí.

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