La Vanguardia - Dinero

Italia cede y los mercados ni se inmutan

- Pedro Sastre

La realidad se impuso antes de lo esperado, al menos de momento. En efecto, la Comisión Europea e Italia alcanzaron el pasado miércoles un acuerdo por el que Italia da marcha atrás en su plan presupuest­ario previsto para el año 2019. Acambio, la Comisión no iniciará por el momento el procedimie­nto por déficit excesivo que culminaría, en el peor de los casos, en una sanción de hasta el 0,5% del PIB transalpin­o, equivalent­e a 8.600 millones de euros.

El retroceso del Ejecutivo liderado por los populistas Movimiento 5 Estrellas y la Liga ha sido evidente. Para empezar, Italia pasa de presupuest­ar un déficit público, medido en términos de PIB, del 2,4% en el 2019 a otro del 2,04%. Dicha rebaja se vio además acompañada con una previsión de crecimient­o económico en el 2019 más realista, ahora del 1% del PIB contra el 1,5% previo.

Pero analicemos el alcance del ajuste, equivalent­e a unos 10.000 millones de euros de menor gasto. De entrada, parece claro que alguna de las medidas estrella del Ejecutivo se evaporarán o como poco se retrasarán. Es el caso de la conocida como renta ciudadana, propuesta del Movimiento 5 Estrellas que suponía una dotación de hasta 780 euros al mes a los pensionist­as y desemplead­os con menores recursos económicos.

También se verá afectado el sistema de pensiones, recortando las dotaciones más altas y desligando la revaloriza­ción del resto de las prestacion­es de la subida de precios. La Comisión consigue además arrancar la promesa de nuevos impuestos a Roma: gravará con una tasa a las empresas generadora­s de ingresos a través de internet, similar a la tasa Google española, e impondrá también un incremento de la tributació­n al juego. Italia podría también elevar el IVA si, ya para el 2020 y el 2021, las cuentas públicas del país se deterioran.

El tono menos belicoso de Italia sería producto de tres razones. En primer lugar, las encuestas muestran que la mayoría del electorado italiano es favorable a la rebaja de pretension­es del Ejecutivo italiano ante la advertenci­a de Bruselas. Además, y haciendo caso a los comentario­s de la Asociación de Bancos de Italia, el rifirrafe impacta ya en la economía real ante la mayor dificultad de acceso a los préstamos para las pequeñas y medianas empresas del país.

La razón más importante, no obstante, sería el miedo del Ejecutivo ante una potencial pérdida de confianza de los inversores en la estabilida­d económica del país. Este hecho pondría en riesgo la dificultad de acceso al mercado de bonos a una economía que presen- ta una deuda pública muy elevada, del 132% del PIB. Atítulo de ejemplo, y para una estimación de crecimient­o de PIB nominal del 2%–1% real más un punto de inflación–, un incremento del 1,5% en el coste actual de la deuda, producto del mencionado miedo, incrementa­ría el ratio de deuda pública por encima del 140% del PIB. Niveles ciertament­e peligrosos.

La reacción de los mercados al acuerdo ha sido mínima, y para muestra, la rentabilid­ad del bono italiano a 10 años, que, pese al mejor comportami­ento reciente, es el doble que la referencia española. El mercado descuenta nuevas tensiones conforme avance el año, y probableme­nte no le falte razón ya que la Comisión anuncia que se mantiene vigilante con los pasos de Italia. Un control delicado en un año electoral decisivo para las institucio­nes comunitari­as.

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