Año de récords
Después de que en el 2017 un retrato de Cristo pintado hace 500 años por Leonardo Da Vinci casi triplicara la obra más cara jamás vendida en subasta, hacía difícil pensar que el año que dejamos atrás se pudiera calificar de récord. Por más que el mercado se viene mostrando robusto a nivel global, su directa relación con la evolución de la economía no presagiaba un 2018 brillante dadas las incertidumbres en los tres mercados artísticos más importantes, Estados Unidos, China y Reino Unido.
Aún tendremos que esperar unas semanas para conocer los resultados de las dos grandes casas de subasta de 2018. Ysi bien los de Christie’s del primer semestre fueron extraordinarios, los de Sotheby’s fueron inquietantes. Yhasta marzo no tendre- mos los datos anuales de Art Basel para ver a qué distancia se sitúan de los 63.700 millones de dólares del 2017, y si el incremento del 12% marcó una tendencia o fue sólo un repunte puntual.
Una década después del colapso de Lehman Brothers, el alto mercado de las galerías continúa disparado mientras cierran significativas mid-size. Las mega-galleries siguen abriendo sedes y sedes en capitales mundiales y el mercado online sigue su ritmo alcista mientras el Bitcoin, que tenía que revolucionar el mercado del arte, se desploma.
¿Y qué ha pasado este año en las subastas? Al margen de performances como la de Banksy, se han pulverizado otros récords, como el Hockney de 90,3 millones de dólares, la obra más cara vendida en subasta de un artista vivo; o el Jenny Saville de 9,5 millones de libras, la más cara de una artista viva; o la soberbia colección de los Rockefeller, por 832 millones de dólares es la que por más importe se ha adjudicado jamás. Lo cual no significa que se venda todo, pues el mercado está siendo muy selectivo, alejándome de pensar que estamos ante otra burbuja que va a explotar. Veremos este 2019.