Caídas sin fundamento
Tan evidente es que en el año 2018 las bolsas mundiales han bajado como que los beneficios empresariales han tenido unas fuertes subidas. En la zona euro, mientras el índice Eurostoxx-50 ha tenido un descenso del -14,3% en el año, los beneficios por acción de las empresas que lo componen han subido un 17,9%. En Estados Unidos, mientras el índice S&P500 ha tenido un descenso de un -6,2%, sus beneficios por acción han subido un 22,4%. Alguien podría preguntarse ¿será con ello que las previsiones de beneficios para los próximos años son malas? Todo lo contrario. La previsión del consenso del mercado es que los beneficios de las empresas americanas (S&P500) aumenten un 39,9% en los próximos tres años, y que los beneficios de las empresas europeas (Stoxx600) aumenten un 42,5% en el mismo período.
La forma del descenso bursátil es igualmente destacable. La volatilidad del año 2018 ha sido inferior a la media histórica, y el volumen negociado en los mercados ha sido muy bajo. En el Ibex35 no había un volumen negociado tan bajo desde 2006, y en el Eurostoxx 50 desde el año 2001. Un descenso sin volatilidad ni volumen pierde significancia.
No es la primera vez, ni va a ser la última, que los mercados caen sin fundamento. Los episodios más fuertes que recuerdo, muy similares al actual, fueron durante el tercer trimestre del 2011, y durante el tercer trimestre del 2002. Ambos culminaron con unas fuertes y prolongadas subidas bursátiles. Entiendo perfectamente que sólo un cierto tipo de inversor se atreva a comprar tras los recientes descensos, la mayoría lo hará una vez vea que las cotizaciones suben, pero posiblemente estemos ante la última gran oportunidad de compra del próximo lustro.