FUNDACIONES FUNDAMENTALES

Finalicé la primera parte del balance cultural del año 2018 con una referencia a una pintura de Xevi Solà ( Useless Camouflage, Camuflaje inútil) representativa de los tiempos actuales, llenos de imposturas, bulos digitales, antidemócratas disfrazados de demócratas y posverdadera basura mental. Dicho esto, tal vez sea mejor prestar atención a lo mejor. En Barcelona fueron las fundaciones y no tanto los museos quienes organizaron las exposiciones más necesarias. Además de Saul Leiter en Foto Colectania y Brassaï en Mapfre, destacaron la primera retrospectiva de Patricio Vélez (Fundació Suñol, en la imagen), la fotografía de Shomei Tomatsu (en Mapfre), las muestras históricas de La Pedrera sobre el arte cinético y de La Virreina sobre La fotografía creativa en Catalunya (1973-1982), y la de William Morris en el MNAC, antes presentada en la Fundación Juan March (Madrid). En cuanto a los museos, tanto el MNAC como el Macba necesitan más espacio, más apoyo y también una apertura de criterios. Entre las exposiciones de las galerías de Barcelona, destacaron las de Sabine Finkenauer en Ana Mas, Gaston Chaissac y Vicenç Viaplana en Marc Domènech, Antonio Saura en Mayoral, Masao Yamamoto en Valid Foto, Marcos Palazzi en Parés y Flavio Morais en Arte Aurora.

El 2018 fue un año de premios acertados: el Velázquez para Antoni Miralda, el Cervantes para la poeta Ida Vitale. Se publicó Joan Miró. El niño que hablaba con los árboles, de Josep Massot, la primera biografía de referencia sobre este artista. Se recopilaron obras completas de algunos poetas por fin aceptablemente traducidos, así como las cartas de Kafka y los poemas de María Zambrano. Y nació la revista digital Mirador de les Arts.

Las palabras del año fueron mujer, feminismo, jueces, microplásticos, refugiados y, en Catalunya, presos políticos. Finalmente, una reflexión para el 2019: “La democracia está en peligro. Lo peor que puede pasar es que creamos que está conquistada, porque no lo está” (Adela Cortina).