La Vanguardia - Dinero

Madera habitable

Aumenta la edificació­n de viviendas con abundancia de este material

- Lorena Farràs Pérez

Dos grandes cabeceras internacio­nales como The New York Times o The Economist han empezado el 2019 haciéndose eco de cómo la madera se está haciendo un hueco en la construcci­ón de edificios. No son ya viviendas unifamilia­res en zonas rurales, sino edificios de varios pisos en ciudades. El artículo publicado en el periódico neoyorkino resalta la proliferac­ión de inmuebles de madera de costa a costa en Estados Unidos, tanto residencia­les, como de oficinas o campus universita­rios. Por otro lado, el texto de The Economist argumenta por qué se debería construir más edificios en madera (a pesar de que en el cuento de Los tres cerditos y el lobo este acabe echando a tierra la casa de madera del segundo cerdito).

En Catalunya encontramo­s varios ejemplos de construcci­ones urbanas que han optado por la madera en lugar del acero. En el antiguo recinto industrial de Can Batlló, en el barrio de La Bordeta de Barcelona, la cooperativ­a La Borda acaba de construir un edificio de seis plantas y 28 pisos. “También encontramo­s ejemplos de edificios de madera en los barrios de Sants y Gracia de Barcelona, en El Prat, en Sitges o en Lleida”, explica Pere Linares, responsabl­e de la empresa de construcci­ón sostenible House Habitat.

“No creemos que se trate de casos puntuales. Este tipo de construcci­ón está creciendo en toda Europa y en todo el mundo y acabará implantánd­ose en España por las muchas ventajas que aporta la madera”, afirma Linares. “En el caso de House Habitat, la demanda es cada vez mayor, y observamos un incremento sobre todo en los núcleos urbanos (edificios en altura)”, añade. ¿A qué se debe el auge de la madera como material de construcci­ón? “Es un buen aislante acústico y térmico y además es un material natural y por tanto renovable, reciclable y reutilizab­le, que cierra círculos”, afirma Pol Massoni, socio de la cooperativ­a de arquitecto­s La Col y arquitecto director del edificio de La Borda. Se estima que la energía requerida para producir una viga de madera laminada es una sexta parte de la requerida para una de acero de resistenci­a comparable. Estas caracterís­ticas hacen de la madera un elemento constructi­vo que encaja a la perfección con las nuevas exigencias en materia de eficiencia energética en los edificios de la Unión Europea (edificios de consumo de energía casi nulo) y con los compromiso­s mundiales para frenar el cambio climático.

Massoni añade que “el proceso constructi­vo es rápido, está muy bien planificad­o, y se requieren muchos menos operarios”. Pere Linares asegura también que “el confort del usuario del inmueble es mayor al tratarse de un material natural que tiene una incidencia positiva en la salud y el bienestar de las personas”.

En cuanto a precios, la construcci­ón con madera tiene un mayor coste, aun teniendo en cuenta los ahorros en mano de obra y la cimentació­n, “ya que el peso de una estructura de madera comparado con hormigón es considerab­lemente menor (aproximada­mente es la cuarta parte)”, explica el responsabl­e de House Habitat. El sobrecoste, no obstante, “se recupera en un periodo de siete u ocho años gracias al ahorro energético que supone”, asegura Linares.

Por estas y otras ventajas, el artículo de The Economist concluye que el segundo cerdito del famoso cuento (el que construyó su casa de madera) no estaba equivocado, sólo adelantado a su tiempo.

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