La Vanguardia - Dinero

El plan de Pedro Sánchez Con los presupuest­os, Sánchez se sitúa en una buena posición para ganar las próximas elecciones

El Gobierno ha elaborado un presupuest­o electorali­sta estimuland­o el consumo y estirar el ciclo alcista hasta otoño para ganar las elecciones

- Mariano Guindal

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene unplan: estimular el crecimient­o económico hasta el otoño para convocar las elecciones generales y ganarlas. Coneste objetivo ha elaborado unos presupuest­os generales del Estado con un fuerte incremento del gasto social. Con ello se trata de mantener el crecimient­o y la creación de empleo mediante el dinero de bolsillo: incrementa­ndo las rentas del trabajo y de las pensiones. La idea fuerza es que la izquierda redistribu­ye la riqueza, mientras que la derecha se dedica a anunciar el caos.

Así se trata de matar dos pájaros de un tiro. Primero, satisfacer las exigencias impuestas por Podemos y los nacionalis­tas vascos y catalanes. Y segundo, retrasar la desacelera­ción que se dibuja ya en el horizonte. Esdecir, “puentear la crisis”, como intentó hacer Zapatero. Probableme­nte, la jugada le salga bien ante la división que sufre el centrodere­cha, incapaz de ofrecer soluciones creíbles.

Después de muchos tira y afloja, el Gobierno socialista ha logrado presentar al Parlamento los presupuest­os para el 2019 y es muy probable que acaben aprobándos­e. De esta manera retoma la iniciativa política colocando el foco de aten-

ción en la economía, justo cuando comienza el juicio contra los dirigentes independen­tistas.

Hemos disfrutado de cuatro años en los que se ha crecido por encima del 3% y se han creado más de medio millón deempleosa­nuales. Con este escenario, hablar de la distribuci­ón de la riqueza es políticame­nte más agradecido que estar

hablando de la unidad de España, de la tumba de Franco o de la violencia de género. Ante esta estrategia, la oposición está reaccionan­do con la misma miopía que lo hizo en febrero del 2008. Recordemos aquel debate electoral televisado cuando su portavoz económico, Manuel Pizarro, anunció que venía una crisis profunda y Pedro Solbes

le tachó de demagogo y de catastrofi­sta. La historias e repite, pero ahora del a mano de Daniel La calle, el economista de cabecera de Pablo Casado, quien no se cansa de repetir que “cuando la economía se está desacelera­ndo se vuelve a caer en los mismos errores del pasado”.

Probableme­nte tenga razón, pero políticame­nte es un disparate. Nadie quiere oír malas noticias, sobre todo cuando la inercia del crecimient­o es muy fuerte. El ciclo económico en España siempre ha ido retrasado respecto a los países de nuestro entorno. El número de afiliado sala Seguridad Social en diciembre creció en 300.000, el doble que hace un año. Esto permite pronostica­r a la Airef que el crecimient­o del primer trimestre se situará en el 0,8%. Y que el crecimient­o del PIB para todo el año se situará no muy lejos del 2,2% previsto, lo que fijará la tasa de paro en el 14%. Es decir, la recesión nunca llegaría antes del verano.

Con este crecimient­o, sumado a la subida selectiva de impuestos, el Ejecutivo pretende situar el déficit público en un exigente 1,3% del PIB, medio punto menos que el pactado con la UE. Otra cosa es que se vaya a cumplir. El crecimient­o

salarial, tanto público como privado, el mayor de los últimos siete años, también va a suponer un balón de oxígeno para las maltrechas cuentas de la Seguridad Social. Por tanto, los presupuest­os que Nadia Calviño presente a Bruselas pasarán el examen europeo sin demasiados problemas, a pesar del incremento estructura l del gasto.

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EMILIA GUTIÉRREZ
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