Postales de China y un Sputnik
El profesor Farràs hablaba el pasado domingo en esta misma página de las consecuencias de la transformación exponencial que está sufriendo China y su impacto en el orden mundial. Los indicadores son de vértigo: el gigante asiático es ya la segunda economía mundial y podría cuadruplicar la de EE.UU. en el 2050. Llama especialmente la atención la inversión de 150.000 millones de dólares en inteligencia artificial, 40 veces más que los 3.000 millones de Alemania. ¿Qué ha llevado a China a esta posición? ¿Puede China superar a EE.UU. en investigación, desarrollo e implantación de la IA? Veamos tres postales.
La primera es de enero del 2017 en Suiza. Donald Trump era el presidente electo y la semana del encuentro anual del Foro Económico Mundial en Davos juraba el cargo. El Foro le había invitado a dar el parlamento inaugural pero excusó su asistencia con el argumento de que él debía estar con su pueblo y no con los ricos del 1%. En su lugar enviaba un maleducado Scaramucci en calidad de futuro jefe de comunicación de la Casa Blanca (duró 10 días). Trump rechazaba la alfombra roja de líder mundial. Xi Jinping también fue invitado a aquel Davos y él sí asistió. Y como la geopolítica detesta el vacío, el primer ministro chino ejerció efectivamente de líder mundial; en su discurso de apertura habló de cambio climático, globalización, crisis financiera, comercio internacional, democracia, derechos humanos (sic), desarrollo y de IA.
La segunda postal es de mayo del mismo año con Ke Jie, el campeón chino de Go, enfrentándose a la AlphaGo de DeepMind (propiedad de Google). El Go es un juego de mesa donde blancas se enfrentan a negras en un tablero de 19x19 con el objetivo de conquistar el máximo de posiciones. Con 2.500 años de historia es el juego más antiguo jugado hoy y representa una de las cuatro artes tradicionales que los estudiantes chinos debían dominar. Las otras tres eran la caligrafía, la pintura y el dominio del instrumento musical qin. Se creía que el juego dotaba a los jugadores de una sabiduría zen y es considerado una filosofía de vida más que un juego. AlphaGo venía de derrotar un año antes al campeón mundial coreano Lee Sedol por 4 juegos a 1; la versión mejorada destrozó a Ke Jie por 3 a 0.
En Occidente los enfrentamientos hombre-máquina de Go no despertaron demasiado interés, en cambio en China más de 280 millones de espectadores siguieron en directo las partidas entre AlphaGo y el coreano Lee Sedol en el 2016. La audiencia hubiera sido aún superior en el caso del campeón chino, pero cuando Ke Jie perdió la primera partida contra el AlphaGo, el gobierno chino prohibió cualquier emisión por televisión o por streaming de las dos partidas restantes. El enfrentamiento era mucho más que una partida de Go: era una lucha por los valores tradicionales chinos, por la geopolítica internacional y en última instancia por la superioridad intelectual humana. Tras perder la primera partida Ke Jie declaró que le parecía haber jugado contra un “Dios del Go”.
La tercera postal es del 31 de diciembre del 2017 y en ella sale el primer ministro chino Xi Jinping en su tradicional mensaje de fin de año en televisión. La alocución fue toda una declaración de intenciones, no tanto por lo que dijo, sino por lo que enseñó: en la estantería, bien visibles, tenía los libros The Master Algorithm, de Pedro Domingos,