Pekín, al rescate de Maduro
Venezuela ha aumentado las exportaciones de petróleo a China
Laoperación de cambio de régimen en Venezuela diseñada en Washington no sólo daba por hecho que los militares venezolanos abandonarían a Nicolás Maduro, sino también que China haría lo mismo. El argumento que se defendía en los think tank estadounidenses, así como las instituciones multilaterales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), era que el celebrado pragmatismo confuciano permitiría que Pekín cambiase rápidamente de bando.
Tras comprometer líneas de créditos a Venezuela por un valor de hasta 60.000 millones dedólares en la ultima década y recuperar, mediante la petrolera estatal CNPC, la producción en la faja del Río Orinoco, se sabía queel Gobierno chino se sentía perplejo ante la crisis hiperinflacionaria venezolana y la gestión económica de Maduro.
“China no tendrá inconveniente si Guaidó da garantías”, aseguró un directivo del BID consultado durante la operación humanitaria en Cúcuta. Días después de autoproclamarse presidente interino, Guaidó hizo una declaración pública en la que instaba a China a participar en la reconstrucción de Venezuela . “China puede participar con Estados Unidos y Europa en la recuperación”, dijo en la CNN Francisco Monaldi, de Rice University, en la ciudad texana de Houston.
Pero en otro catastrófico error de cálculo, los expertos en EE.UU. no sólo han infravalorado la lealtad de las fuerzas armadas venezolanas a Maduro, sino la del presidente chino Xi Jinping. Hasta la fecha, China se ha mantenido firme en la alianza nooccidental queseniegaareconocer a Guaidó. Y, gracias a su fuerza diplomática en Asia y África, que China ha regado con millones de dólares, la mayoría de los países del mundo aún apoyan a Maduro.
Tras el anuncio de un embargo petrolero estadounidense en febrero, la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez anunció que “China puede tener todo el petróleo que quiera”. YhayindiciosdequeVenezuela ha aumentado de forma significativa sus exportaciones a China, a la vez que utiliza sus petroleras para burlar el embargo.
China ha mandado una serie de envíos de bienes esenciales, sobre todo medicamentos, para amortiguar el impacto de las sanciones en la crisis de desabastecimiento. Asimismo, ha ofrecido apoyo técnico para frenar la ola de apagones en Caracas, ala vezquehadefendidola soberanía venezolana en repetidas comparecencias ante la ONU. Cuando el BID nombró a un representante del llamado gobierno interino de Guaidó, China protestó enérgicamente y suspendió una reunión del banco que iba a celebrarse en Pekín en marzo.
El papel de China de mantener a flote a un gobierno de Maduro ha puesto los pelos de punta en Washington. Un informe publicado en abril por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS)) en Washington, muy influyente en los sectores más halcones de la administración Trump, afirma: “La influencia de China en América Latina no es transparente ni impulsado por el mercado y ningún país ha sufrido las consecuencias tanto como Venezuela”. El informe advierte de que China es el principal acreedor y el principal suministradordearmasaVenezuela. Este mismo think tank convocó a un grupo de militares y políticos el mes pasado a una reunión a puerta cerrada en Washington sobre la viabilidad de una intervención militar en Venezuela. La paradoja es que puede ser precisamente este tipo de lenguaje el que dificulta una respuesta más pragmática de China en el pulso entre Maduro y Guaidó. Al igual que en la primera guerra fría, el discurso de Washington amenaza con convertir a un enemigo más imaginario que real en uno de verdad.
China se mantiene firme en la alianza no occidental que se niega a reconocer a Guaidó