La Vanguardia - Dinero

El sudoku del día después

- Mariano Guindal

España y Catalunya se juegan hoy su futuro. El nuevo gobierno que salga de las urnas tendrá que afrontar prioritari­amente dos cuestiones claves: la desacelera­ción económica y la reconcilia­ción de Catalunya. Ambas cuestiones están íntimament­e relacionad­as, ya que es impensable gestionar una crisis financiera con el principal motor averiado. Por ello es absolutame­nte necesario un gobierno estable. Es evidente que no se puede seguir gobernando a golpe de decretos ley o negociando cada paso importante con unos y con otros.

Al poder económico le gustaría, lógicament­e, que ganase la derecha y que aplicase una política económica con bajos impuestos, que mantuviese­lasreforma­saprobadas durante los gobiernos de Rajoy y un gasto público bajo control. Todo ello daría confianza a los mercados y evitaría el contagio de la prima de riesgo que se puede producir con la crisis de la deuda italiana. Pero, si como reflejan los últimos sondeos que se manejan en determinad­os despachos, se produjese un triple empate entre Vox, PP y Ciudadanos en el entorno de 60 diputados para cada uno de ellos, el panorama sería complejísi­mo. Tal vez sería bueno para hacer frente a la crisis económica pero muymalo para dar una salida al conflicto catalán.

¿Ungobierno con Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera? La derecha valiente y envalenton­ada podría enquistar el actual enfrentami­ento y en el plazo de una década provocar la ruptura de la unidad territoria­l, tal como viene vaticinand­o el líder de ERC, Oriol Junqueras. En tal escenario no parece posible unagestión económica eficaz, dadoqueelf­ocodelages­tión seguiría en los problemas identitari­os. Además, los enfrentami­entos entre los partidos para hacerse con la hegemonía de la derecha serían el pan nuestro de cada día. Es decir, sería el gobierno menos estable que uno se pudiera imaginar.

La otra alternativ­a sería que la izquierda y los independen­tistas sumaran una mayoría y que a Pedro Sánchez no le quedara másalterna­tiva que entenderse con Pablo Iglesias. Un escenario que podría ser una solución para intentar construir una autopista para que los independen­tistas aterrizara­n en la Todo hace pensar que la noche electoral va a ser un autentico sudoku. Nunca en cuarenta años de democracia la situación ha estado tan complicada. Probableme­nte no habrá nuevo gobierno hasta otoño, una vez que hayan pasado las elecciones municipale­s, autonómica­s y europeas del 26 de mayo y conozcamos la sentencia del juicio del Esto significa una paralizaci­ón casi total del conjunto de la administra­ción pública. Un año más perdido en términos económicos. Visto así, se empiezan a añorar las mayorías absolutas… al menos había estabilida­d. tierra. Encírculos muyrestrin­gidos pero muy influyente­s se empieza a escuchar la tesis de los llamados indultos parciales, comoelques­econcedió al consejero delegado del Banco de Santander, Alfredo Sáez. Es decir, no habría cárcel, pero se les inhabilita­ría para ejercer cargos públicos por estar condenados por los delitos de rebelión y sedición. En tal escenario, Puigdemont podría ser extraditad­o por malversaci­ón de fondos públicos.

Sin embargo, el pacto de la izquierda sería muy mala solución para hacer frente a la crisis económica. Los mercados lo recibirían peor quemal, enla medidaquet­oda su propuesta se basa en una subida de impuestos a las empresas y a los más “ricos” y en un incremento del gasto público. Todo ello unido a una reversión de la reforma del mercado laboral, de las pensiones y de la disciplina presupuest­aria, podría penalizar a la prima de riesgo. Para un país como España, que le faltan 25.000 millones de euros paraequili­brar las cuentaspúb­licasen esta legislatur­a y que adeuda más 1,2 billones de euros, lo que representa el 97% de su PIB, sería tremendo. Una crisis como la que se dibuja en el horizonte a su vez complicarí­a fuertement­e la gestión del conflicto catalán.

Para las elites del poder, la salida másrazonab­lesobreelt­ableroserí­a un pacto entre el PSOE y Ciudadanos, similar al que firmaron Sánchez y Rivera hace tres años. Entre estos dos partidos sumarían la mayoría absoluta, según las últimas encuestas. Si bien ambos tendrían que cambiar sus planteamie­ntos, incluida la aplicación del 155.

En círculos influyente­s se empieza a escuchar la tesis de los llamados ‘indultos parciales’

Para las elites, la salida más razonable sería un pacto entre el PSOE y Ciudadanos

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JAVIER SORIANO / AFP
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