El sudoku del día después
España y Catalunya se juegan hoy su futuro. El nuevo gobierno que salga de las urnas tendrá que afrontar prioritariamente dos cuestiones claves: la desaceleración económica y la reconciliación de Catalunya. Ambas cuestiones están íntimamente relacionadas, ya que es impensable gestionar una crisis financiera con el principal motor averiado. Por ello es absolutamente necesario un gobierno estable. Es evidente que no se puede seguir gobernando a golpe de decretos ley o negociando cada paso importante con unos y con otros.
Al poder económico le gustaría, lógicamente, que ganase la derecha y que aplicase una política económica con bajos impuestos, que mantuvieselasreformasaprobadas durante los gobiernos de Rajoy y un gasto público bajo control. Todo ello daría confianza a los mercados y evitaría el contagio de la prima de riesgo que se puede producir con la crisis de la deuda italiana. Pero, si como reflejan los últimos sondeos que se manejan en determinados despachos, se produjese un triple empate entre Vox, PP y Ciudadanos en el entorno de 60 diputados para cada uno de ellos, el panorama sería complejísimo. Tal vez sería bueno para hacer frente a la crisis económica pero muymalo para dar una salida al conflicto catalán.
¿Ungobierno con Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera? La derecha valiente y envalentonada podría enquistar el actual enfrentamiento y en el plazo de una década provocar la ruptura de la unidad territorial, tal como viene vaticinando el líder de ERC, Oriol Junqueras. En tal escenario no parece posible unagestión económica eficaz, dadoqueelfocodelagestión seguiría en los problemas identitarios. Además, los enfrentamientos entre los partidos para hacerse con la hegemonía de la derecha serían el pan nuestro de cada día. Es decir, sería el gobierno menos estable que uno se pudiera imaginar.
La otra alternativa sería que la izquierda y los independentistas sumaran una mayoría y que a Pedro Sánchez no le quedara másalternativa que entenderse con Pablo Iglesias. Un escenario que podría ser una solución para intentar construir una autopista para que los independentistas aterrizaran en la Todo hace pensar que la noche electoral va a ser un autentico sudoku. Nunca en cuarenta años de democracia la situación ha estado tan complicada. Probablemente no habrá nuevo gobierno hasta otoño, una vez que hayan pasado las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo y conozcamos la sentencia del juicio del Esto significa una paralización casi total del conjunto de la administración pública. Un año más perdido en términos económicos. Visto así, se empiezan a añorar las mayorías absolutas… al menos había estabilidad. tierra. Encírculos muyrestringidos pero muy influyentes se empieza a escuchar la tesis de los llamados indultos parciales, comoelqueseconcedió al consejero delegado del Banco de Santander, Alfredo Sáez. Es decir, no habría cárcel, pero se les inhabilitaría para ejercer cargos públicos por estar condenados por los delitos de rebelión y sedición. En tal escenario, Puigdemont podría ser extraditado por malversación de fondos públicos.
Sin embargo, el pacto de la izquierda sería muy mala solución para hacer frente a la crisis económica. Los mercados lo recibirían peor quemal, enla medidaquetoda su propuesta se basa en una subida de impuestos a las empresas y a los más “ricos” y en un incremento del gasto público. Todo ello unido a una reversión de la reforma del mercado laboral, de las pensiones y de la disciplina presupuestaria, podría penalizar a la prima de riesgo. Para un país como España, que le faltan 25.000 millones de euros paraequilibrar las cuentaspúblicasen esta legislatura y que adeuda más 1,2 billones de euros, lo que representa el 97% de su PIB, sería tremendo. Una crisis como la que se dibuja en el horizonte a su vez complicaría fuertemente la gestión del conflicto catalán.
Para las elites del poder, la salida másrazonablesobreeltablerosería un pacto entre el PSOE y Ciudadanos, similar al que firmaron Sánchez y Rivera hace tres años. Entre estos dos partidos sumarían la mayoría absoluta, según las últimas encuestas. Si bien ambos tendrían que cambiar sus planteamientos, incluida la aplicación del 155.
En círculos influyentes se empieza a escuchar la tesis de los llamados ‘indultos parciales’
Para las elites, la salida más razonable sería un pacto entre el PSOE y Ciudadanos