Gagosian mueve ficha (1)
Cuando el galerista más relevante a nivel mundial de los últimos treinta años da un golpe de timón a su negocio, introduciendo cambios drásticos en su gestión, es que algo se mueve en este mercado. La semana pasada, el neoyorquino Larry Gagosian, con espacios en dieciséis capitales de América, Europa y Asia, comunicó tres iniciativas muy relevantes en la estrategia de la mega galería que fundó en 1979: lanza una nueva empresa independiente, Gagosian Art Advisory; anuncia la creación de una nueva posición en el organigrama, el jefe global de operaciones; y crea un consejo de directores.
Asus 74 años y sin descendencia, la reestructuración de su puente de mando se ha leído en clave sucesoria. Pese a que declaró al Wall Street Journal que él no se retiraba y que se mantenía involucrado como siempre, negando que estas decisiones formen parte de un plan de jubilación, el sólo hecho de crear una nueva posición de claro liderazgo dentro de su estructura, fichando a Andrew Fabricant, –un antiguo colaborador que posee una indiscutible reputación en los campos de moderno y contemporáneo–, sumado al hecho de establecer un consejo global de 24 directores para controlar la estrategia, el desarrollo del negocio, las relaciones con los artistas y las exposiciones, da a entender que hay una preocupación por la continuidad de un negocio que se estima por encima de los 1.000 millones de dólares.
Lo que reaviva un debate en el sector sobre la pervivencia de este tipo de negocios tan personalistas cuando sus fundadores ya no están al frente y, o bien no hay herederos que lo continúen o bien estos no son los idóneos. En el Estado español, sin ir más lejos, tenemos el caso paradigmático de la extraordinaria galerista Soledad Lorenzo, quien, después de liderar el sector durante 20 años y sin sucesión, cuando se jubiló, desafortunadamente no quedó ni negocio, ni marca, ni proyecto. De haber habido un buen plan de retiro su galería todavía hoy sería una realidad.