Escándalo ‘start-up’
Hasidounodelosescándalosmássonadosdeuna década en la que no han escaseado. Una start-up
prometedora hasta el infinito, que ascendió de manera asombrosaycuyafundadoraeraconsideradala nueva Steve Jobs. Y que acabó hundida tras haber estado valorada en 9.000 millones. Los inversores, entre los que figuraban Rupert Murdoch, la secretaria deEstadodeEducacióndeEE.UU., BetsyDeVos, la familia WaltonoCarlosSlim, perdieron mil millones. La empresa se llamaba Theranos y su creadora, ElizabethHolmes, habíavendidounsueñocuyatecnología nunca funcionó lo suficientemente bien en uncampoenelqueunmalresultadopodíasignificar la diferencia entre la vida y la muerte: los análisis de sangre, que se había propuesto revolucionar.
Su propuesta evolucionó sin parar desde el 2004, cuandola idea era crear unsistema dedetección formadopormicrochips que analizaría la sangre –estarían en un parche adhesivo que la extraería con microagujas– ydeterminaría quédosis demedicamento se le debía administrar al paciente. Pronto descartarían el parcheporunsistemadecartuchosy lectores portátiles, que enviaría datos desde casa de los pacientes a sus médicos para determinar cómo medicarles. Como el sistema nunca acabó de ser fiable, sus evoluciones fueron numerosas, casi tanto como las aplicaciones que vendía Holmes: a farmacéuticas para sus pruebas, al ejército de EE.UU. en Afganistán para analizar a sus soldados continuamente, o para detectar el virus del zika. Nada era realmente fiable y para mantenerlo en secreto se instauró un clima de silencio, competencia salvaje, miedo y despidos en Theranos. Un clima que el periodista que destapó el escándalo, John Carreyrou, del Wall Street Journal, narra ahora en Mala sangre,
un retrato de Holmes, que cuando era niña soñaba ser multimillonaria yquealos22añosmontóTheranos, pero también de Silicon Valley: sería un caso de vaporware, esos softwaresohardwaresqueseanunciaban en los 80 a bombo y platillo y tardarían años en materializarse. Holmes llevó al extremo el fingirlo hasta lograrlo. Ahora le piden 20 años de cárcel.