Plantar árboles como estrategia empresarial
La reforestación es una de las medidas preferidas por las compañías, pero su utilidad es cada vez más discutida
La firma de ropa al aire libre Timberland acaba de comunicar su intención de plantar 50 millones de árboles alrededor del mundo para el año 2025. Más ambicioso ha sido el gigante tecnológico LG Electronics, que se ha propuesto plantar 47 millones de árboles al año en España. Estos anuncios se producen tras el malestar mundial que han generado los grandes incendios del Amazonas, pero son una constante en los departamentos de responsabilidad social corporativa de las empresas, independientemente de su tamaño o sector de actividad. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en compañías petroleras como Eni, Shell o Total, que también se han comprometido a plantar árboles masivamente para compensar sus emisiones de CO .
Para Blanca Ruibal, coordinadora de la organización ecologista Amigos de la Tierra, “estos anuncios no son más que green washing” o lavado de imagen verde. “Esta empresas contribuirían mucho más a combatir el cambio climático asumiendo sus propias responsabilidades en lugar de hacerlo plantando árboles”, señala Ruibal.
La coordinadora de Amigos de la Tierra también pone en duda la efectividad de estas acciones. “Muchas veces se plantan árboles con poca planificación y se acaban muriendo”, afirma. Por otro lado, advierte de la necesidad de tener en cuenta los usos de los suelos antes de realizar ninguna plantación porque, “a veces, compiten con los usos agrarios para la alimentación humana”.
Ruibal también recuerda que “las plantaciones no son bosques”. “No hay plantación que pueda sustituir al Amazonas, lo que hace falta es parar el motor de la deforestación, que en este Veces más de C0 pueden almacenar los bosques naturales en comparación con los monocultivos, cuyos árboles se cortan cada década caso es el cultivo de soja para el consumo animal; esta medida es mucho más eficiente para salvar el planeta que plantar árboles”. Los bosques naturales pueden capturar 42.000 millones de toneladas de CO para el año 2030 y pueden almacenar 40 veces más CO que los monocultivos, cuyos árboles generalmente se cortan cada década.
La plantación de árboles tampoco es una receta que valga para todas las zonas. “En Catalunya, no nos faltan árboles, lo que es preciso es que se haga un mejor mantenimiento de los bosques existentes, que se gestionen y, de este modo, estarán más resguardados en caso de incendio”, afirma Jaime Coello, del grupo de Gestión Forestal Sostenible del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC). Se estima que el 60% de Catalunya es superficie forestal.
La reforestación tras un incendio, como el de este verano en Ribera d’Ebre, no siempre es una buena idea, advierte el experto del CTFC. “Es peligroso aplicar soluciones urgentes basadas en criterios de visibilidad e impacto mediático”, señala Coello. “La recomendación general es esperar como mínimo un año y, pasado este tiempo, analizar la respuestas del bosque frente al incendio, en función de ello deben estudiarse las posibles medidas que llevar a cabo. La intervención antes del año es tirar el dinero en el mejor de los casos, porque puede ser incluso contraproducente”, alerta. Es decir, no se trata de “replantar por replantar”, concluye el portavoz del CTFC.