Seguridad integral

Afortunadamente, resulta muy difícil en la actualidad ver a alguien circulando por nuestra red de carreteras al manillar de una motocicleta y sin llevar su cabeza bajo la protección que proporciona su correspondiente casco. Y es que llevamos ya mucho tiempo sabiendo que lanzarse al asfalto sin adoptar este complemento de protección significaría ser detenidos y multados de inmediato por el primero de los agentes policiales que controlan las vías de circulación que nos viera.

Benditas sean las multas en este caso, puesto que han conseguido la popularización masiva de una solución vital para circular motorizados sobre dos ruedas. Hoy en día, tras haber interiorizado la ley que obliga a equiparnos con el casco, sería conveniente adquirir conciencia de que también es fundamental hacer un buen uso de él. Deberíamos saber, por ejemplo, que después de haber sufrido una caída en que se haya tocado el suelo con la cabeza, es recomendable cambiarlo porque podría haber sufrido daños estructurales, grietas internas imperceptibles a la vista.

A la hora de decidirse entre la tremenda oferta comercial que ofrece el mercado, lo más aconsejable es optar por un casco integral, puesto que ofrece la mejor protección de la cara en caso de accidente. Y quien debería prestar una atención especial a lo que se pone en la cabeza son los usuarios de las empresas de motos compartidas, que muchas veces llevan cascos que no son de su medida o se olvidan de abrocharlos como es debido.